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Cesare Maldini

"Sólo ver la camiseta del Madrid ya daba miedo"

Fue capitán del Milán que conquistó la primera Copa de Europa del club tras perder la final del 58 contra el Madrid. Cesare abre las puertas de su casa a AS para recordar aquella época dorada.

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"Sólo ver la camiseta del Madrid ya daba miedo"
marco ruiz

¿Cómo llegó al Milán?

Jugué un año como profesional en el Trieste, con Rocco, que era de allí. Era 1953, justo después de la Guerra. Luego me llamaron del Milán, que me andaba siguiendo.

¿Sus padres eran italianos o de fuera?

Italianos Pero mi padre era oficial de segunda categoría en la marina y pasaba muy poco tiempo en casa.

¿Él jugaba al fútbol?

No, pero le gustaba mucho. Siempre estaba encima de mí para que fuera a entrenarme. Se lo agradecí cuando firmé mi primer contrato con el Milán por 4.000 liras. Además, nos primaban por cada partido ganado y por vivir en Milán siendo de fuera, porque era una ciudad muy cara.

¿Cuál era el secreto de su gran Milán?

La directiva. El presidente era Rizzoli, un magnate de las editoriales y las imprentas. Fue algo así como Bernabéu para el Madrid. Él introdujo el cine en Italia.

Y tenía buen ojo

No, el vicepresidente era un tipo muy vivo. Iba viendo, mandaba a ver y elegía. Y luego aconsejaba a Rizzoli.

¿Quién soportaba al equipo con su calidad?

Schiaffino era un fenómeno. Luego estaba Liedholm, que era el que mandaba Y lo cierto es que la parte de atrás no estaba nada mal.

¿Y el capo en el vestuario?

Había jóvenes como yo, de 20 años, y Liedholm era un encanto. Venía, te decía, te aconsejaba Y todo cuando Rocco no lo veía. Era como un segundo entrenador.

¿Podría comparar a Liedholm con Di Stéfano?

Difícil. Di Stéfano fue el primer jugador moderno. Con el número nueve no esperaba la pelota. Miraba, veía qué necesitaba el equipo y se tiraba al centro del campo. Yo jugué la final de Bruselas del 58 contra el Madrid y nunca había visto nada igual.

¿Qué recuerda de la final?

El Milán jugó muchos trofeos en España, pero esa fue mi primera vez. Alfredo es fantástico. Ahora está malito, ¿no? La última vez que vino comimos juntos delante del estadio.

¿De qué hablaron?

De fútbol.

¿Del de ahora o del que se hacía antes?

De todos, y de la vida.

¿No se cambió la camiseta con él tras la final del 58?

¡La quería a toda costa! Nosotros terminamos que rabiábamos: 3-2 en la prórroga. Y a pesar de eso la busqué, pero ya la había dado y la cambié con Rial. ¡El Madrid es un club fantástico! Lo fue siempre. Sólo ver la camiseta del Madrid ya daba miedo, pavor.

Le entiendo

Mire, nosotros ganamos la Copa de Europa del 63 al Benfica, que había ganado en la edición anterior al Madrid 5-3. Nadie se lo esperaba. Aquello dio todavía más valor a nuestra victoria ante los portugueses.

¿Cómo fue ganar la Copa de Europa?

Llegamos, la ganamos, y nos fuimos con ella como si nada. No era tan importante como ahora, que ganarla vale por una década.

¿Se sintió heredero en los banquillos del catenaccio de Rocco? Eso decían de usted.

No, no, no Él era una persona carismática, pero no sólo en el Trieste. Luego fue al Pádova. Después vino al Milán y consiguió ganar todo.

¿Y el catenaccio?

Su catenaccio fue en Trieste, con tres marcadores y un libre. En el Milán no fue así. El libre hacía más las funciones de un centrocampista. Era Liedholm, que era un superclase.