Clasificación Euro 2012 | España - Lituania
España prueba si se puede vivir sin Xavi
Iniesta hará su papel en un Helmántico a reventar. Juega Llorente.
Juegan once campeones del mundo contra una selección menor y ante un público entusiasmado con la causa, capaz de llenar el Helmántico dos días para un solo partido. El rey vuelve a casa (la suya y la de Del Bosque) y no merece menos. Pero con todo, a España le duele Xavi, futbolista nuclear y piso piloto de un estilo que nos ha llevado a la cima del mundo. Debutó hace diez años con La Roja. Ha jugado 97 encuentros y se ha perdido 34 en ese periodo. Con él, España gana el 76% de los partidos. Sin él, sólo el 64%. La sospecha de que hace mejor todo lo que toca tiene un refrendo aritmético.
Pero su sobreexplotación le lleva a parar y el país lo entiende. Setenta partidos y 95 horas de juego por curso desde 2007 son una carga excesiva para un futbolista de casi 31 años. Así que habrá que apañárselas sin él, entregarle el mando a lo más parecido que hay en el mercado, Iniesta, excepcional en lo que se ponga, y encomendarse a la fuerza de un grupo que en los dos últimos años ha disimulado bien las ausencias. Hoy tendrá también la de Torres, relevado por Llorente. Y se acabará o no el morbo de la caza de Raúl. Villa sigue a un gol de sus 44 con La Roja, plusmarca nacional.
Mientras, el rival lo fiará todo a su coraza. La situación geográfica de Lituania en el mapa del fútbol nos lleva al puesto 42 del ránking FIFA. Limita al norte con Colombia y al sur con Chipre. Es del montón, sin duda, pero está cerca de su mejor momento histórico (37º en 2008) en este medidor de potencia. Ha subido diez puestos en un mes, suma cuatro puntos, no ha encajado un gol y, pese a no haber estado jamás en la fase final de una gran competición, en esta década le arrancó un empate a Alemania y otro a Italia. El mes pasado le ganó a la República Checa e igualó con Escocia. Así que el fútbol de este país, hermano menor del baloncesto, del que está muy por debajo en licencias y en prestigio, cree que esta vez puede ser y eso hace crecer su peligro.
Algunos de sus futbolistas juegan en ligas mayores sin pasar de gregarios. Ofrecerán empeño y sudor, pero en el pasado eso no sirvió a los de su especie: desde la desintegración de la URSS, España ha disputado 26 partidos contra repúblicas resultantes sin una derrota. Les parecemos invencibles.