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Copa del Rey | Betis 2 - Salamanca 1

Beñat se sube al carro

Gran gol y partidazo del canterano. Molina se lesionó

<b>SENSACIONAL. </b>El centrocampista verdiblanco Beñat celebra el golazo que empató el encuentro junto a Iriney y Fran No.
SENSACIONAL. El centrocampista verdiblanco Beñat celebra el golazo que empató el encuentro junto a Iriney y Fran No.toni rodríguez / manu

Este Betis carbura bien, con una goleada preciosista en Liga y un triunfo acogedor en la Copa, pero Mel no está contento del todo. Anoche se fue a la cama pensando más en la lesión de Jorge Molina que en el partidazo del joven Beñat, al que por supuesto elogió. Pero el madirleño no quiere correr tantos riesgos cuando el ascenso, cita obligada en el Betis, está en juego. Por eso se le vio intranquilo y a veces hasta cabreado, a pesar de que su equipo le daba la vuelta a un partido complicado con un golazo de Beñat y un cabezazo perfecto de Rubén Castro.

Corría el minuto 34 y Heliópolis comenzó a sufrir. Y no fue por el agobio del Salamanca, que de vez en cuando merodeaba el área local. El golpe llegó casi sin esperarlo, en un contragolpe que olía a peligro. Jorge Molina, que debe marcar las diferencias en el Betis, sufrió una dura entrada de Moratón y, tras una intentona por seguir, rápidamente pidió el cambio al comprobar que su pierna derecha estaba dañada. Mel ya se había echado las manos a la cabeza, porque a él la Copa le importa más bien poco. Sí le importa que el alicantino destroce las marcas goleadoras y que su Betis consiga el ascenso. Y esa lesión le puede costar muy caro. Por eso ni se inmutó cuando Perico adelantó al Salamanca tras un garrafal error de Razak. Quizás la lesión de Molina ya le había amargado la noche.

Con el alicantino lesionado, le tocó ejercer de líder a Emaná, al que Mel quiere recuperar para la causa. Bien haría el madrileño en llevar por el buen camino al camerunés, un futbolista distinto que debería ganar algunos puntos por sí solo. Más aún cuando sus compañeros de ataque, en los que verdaderamente confía Mel, están lesionados. Emaná quiso pero casi nunca pudo, y más de una vez se llevó la bronca por no hacer lo que debía.

El descanso llegó y el Betis parecía despedirse a la primera de la Copa, otra vez en casa, sin tiempo para saborear una competición que tanta alegría dio en La Palmera hace sólo unos años. Pero el partido cambió de repente, en uno de esos goles que son para grabarlos en vídeo y que levanta a la grada de sus asientos. Beñat, otra perla de la cantera bética, mandó el balón a la escuadra desde unos 25 metros. Sensacional. Y luego estuvo muy cerca de repetirlo.

Al Salamanca se le cambió la cara porque ya se veía ganador. En esas, Rubén Castro cabeceó un medido centro de Vega, previa asistencia, otra vez, de Beñat. El Betis se creció y la grada empezó a sudar, pero de alegría. A Mel se le veía más contento pero el sufrimiento por Molina iba por dentro. En Huelva tiene otra piedra dura, más importante. La Copa vale para comprobar que el Betis va por buen camino.