Pablo Forlán
"De aquella final de 1966 Bernabéu quiso ficharme"
El padre de Forlán ganó al Madrid la Intercontinental del 66. Lateral diestro, jugó en Peñarol del 63 al 70, en Sao Paulo del 70 al 76, en Cruzeiro en 1977 y en Nacional en 1978...
¿Cómo recuerda aquella final contra el Madrid?
Casi fue mejor el paso previo, la Libertadores ante River, fue como una guerra.
Cuente
Perdíamos 2-0 y nos calentamos. Y vino la virada (remontada). Con ese resultado, tras un centro mío, Carrizo la bajó con el pecho en lugar de cogerla con la mano. Y nos calentamos En esa época no se estilaba para un portero parar la pelota con el pecho.
Entiendo.
El lío venía del partido anterior de Buenos Aires. Perdimos 3-2 y al llegar al hotel, había 150 argentinos gritándonos. No pudimos ni ir en autobús al estadio, así que llegamos al partido en taxi, sin calentar. A la vuelta nos hervía la sangre. Fue una pelea monumental, con puñetazos y todo.
¿Qué pasó después?
El presidente Washintong Catali nos dijo que tendríamos que pagar los desperfectos. Pero queríamos revancha, y el desempate, en Chile, lo ganamos en el alargue, con un centro mío que acabó en gol. Luego, en el primer partido que volvió a jugar River en Buenos Aires le tiraron las gallinas Y de ahí el apodo.
¿Cómo vivió luego la final contra el Madrid?
Yo jugué el primer partido. El Madrid era un mito para nosotros. Para mí Pirri era un superclase, mejor de lo que fue Beckenbauer. Un volante de entrega, que pasaba bien en corto, en largo Luego Velázquez, Amancio, Gento Me quedo con la imagen del estadio sorprendentemente lleno.
¿A quién se midió usted?
¡No estuvo Gento! Aunque lo marqué en un amistoso de selecciones en A Coruña en el 66. Yo era joven y él iba de vuelta, y era casi imposible frenarlo. Corría de puntillas, era increíble. Yo le digo a mi hijo: "¡En aquella época sí que había punteros (extremos)!". Hoy es una papa jugar de lateral. Hay volantes que juegan o que hacen que juegan de extremo, pero nada de especialistas.
¡Spencer marcó tres goles entre los dos partidos!
Jugué muchos años contra Pelé y nos hicimos muy amigos. Un día me lo encontré en un hotel y le dije: "Para mí fuiste el más grande. Negro, te he visto marcar goles de todas las formas, derecha, izquierda, chilena, cabeza". Me cortó en seco y me dijo: "¡Pablito, hay uno mejor que yo de cabeza! Alberto Spencer".
¿Cómo era aquel Peñarol?
Empezaba por un portero que era un monstruo, Mazurkiewicz, que debutó ante el Santos de Pelé, Coutinho, Mengalvio y Dorval y le sacó un tiro a la escuadra a Coutinho con una mano y cayó al suelo con el balón en esa misma mano. Ahí empezó su leyenda. Y luego terminaba en Spencer, otro portento. Lo demás era garra, calidad y mucha lucha.
¿Se acuerda de alguna conversación en el césped durante el partido ante el Madrid?
En el césped no, pero, después fui a España a jugar el Carranza, en el 67. Y me vino a ver un señor que tenía el bigote al estilo Dalí, Guijarro se llamaba, y me llevó a conocer a Bernabéu. Me subieron a la última planta de un hotel, se abrió la puerta y allí estaba Santiago Bernabéu, sentado en un sillón con un puro. ¡Increíble! Me dijo: "Si tú quieres venir dentro de unos días serás jugador del Madrid. Como quien dice estás dentro". Washington Catali, nuestro presidente, también estaba presente. Luego, no sé por qué, aquello no se materializó.