Mourinho, su padre futbolístico, se lo llevó allá donde pudo

Ricardo Alberto Silveira Carvalho (Amarante, 18 de mayo de 1978) es uno de los centrales con mayor trayectoria del fútbol europeo. Sin embargo, le costó llegar a la élite. Comenzó su carrera en el Amarante, de su ciudad natal, y ya entonces soñaba con parecerse a Fernando Couto. Incluso llevó durante un tiempo el pelo largo, como el que fue durante años el espejo en el que se fijó en Portugal. Ahí fue donde le descubrieron los ojeadores del Oporto, que le contrataron.

Carvalho tenía 18 años, aunque no se hizo un hueco en os Dragoes hasta más tarde. De hecho, debutó como profesional en el Leça, donde se fue cedido. Regresó al Oporto, fue campeón de liga en la 98-99 (sólo jugó un partido) y volvió a irse a préstamo. Vitoria de Setubal y Alverca fueron sus destinos hasta que volvió al Oporto en 2001. Allí coincidió, una temporada después, con el que ha sido su gran valedor y padre futbolístico: Mourinho.

Con el que ya es su nuevo entrenador conquistó en Portugal prácticamente todo: dos ligas, una Copa de Portugal, dos Supercopas portuguesas, una UEFA y una Champions. Fue futbolista del año en su país en 2003 y la lluvia de ofertas por hacerse con sus servicios fue interminable. El Madrid ya sondeó en 2004 su traspaso, pero fue el Chelsea el que le fichó por 30 millones de euros. Mourinho, que hizo las maletas rumbo a Londres, volvió a apostar por él. Ese mismo año destacó en la Eurocopa celebrada en su país y compartió vestuario con Couto, al que relegó al banquillo.

Ya en la Premier, se erigió en líder de la defensa junto a Terry. Y volvió a ganarlo casi todo: tres ligas, tres FA Cup, dos Community Shield, y dos League Cup. La salida de Mourinho rumbo al Inter le dejó un poco tocado y ahora vuelven a reencontrarse en el Madrid. Juntos ya lo han conquistado todo y quiere repetir éxitos...