MUNDIAL 2010 | OCTAVOS | ESPAÑA 1 - PORTUGAL 0
Villa hace volar a España
Un gol de David Villa llevó a España hasta los cuartos de final del Mundial, donde se medirá a Paraguay. La Selección fue el único equipo que buscó el gol, que se esforzó en crear, en construir, en hacer una propuesta ofensiva que fuera más allá de la simple defensa y destrucción, como hizo Portugal. Encuentro muy discreto de Cristiano Ronaldo, devorado por las limitaciones y la falta de ambición de su selección.
España ya sonríe. Es la sonrisa de David Villa, de Iniesta y de Xavi, los creadores del gol que llevó a la Selección hasta los cuartos de final, donde se enfrentará a Paraguay. Pero también la sonrisa de todo un grupo que nunca perdió la confianza, que no se creyó las críticas de quienes les zarandearon al primer tropiezo. Había demasiada gente esperándoles, pero deberán aguardar un poco más, al menos hasta los cuartos, un territorio que no pisaba España desde el día que Al-Ghandour se hizo famoso. El trabajo está hecho y esta vez con algo más de brillantez que en días anteriores. "Cuando aprendemos a morir, aprendemos a vivir", escribió Mitch Albom. Este grupo de futbolistas aprendió hace ya mucho a competir, pero también a sufrir y por eso ahora sabe disfrutar y valora el éxito como quien nunca lo tuvo. Sabe lo que cuesta llegar hasta ahí y ahora está un pasito más cerca. España es candidata a ganar el Mundial. ¿Quién dice que no?
Quizá la diferencia con otros días fue el marcador, el gol, ese elemento antojadizo que no siempre acaba con quien lo merece. España siempre lo mereció en este Mundial cada día que saltó al césped y contra Portugal no fue una excepción. Sólo España quiso jugar, crear, pintar en colores. Portugal fue una selección en blanco y negro, antigua y sin más recurso que defenderse de los ataques rivales. Una propuesta pobre para quien tiene a uno de los mejores jugadores del mundo, como es Cristiano Ronaldo. Con Portugal, Cristiano es menos Ronaldo. Su talento lo compensa su seleccionador, Carlos Queiroz, que no está a la altura. Defensivamente es un grupo fortísimo el portugués, pero en ataque no muestra más recurso que enviarle el balón a Cristiano para que invente. Y Cristiano se cansa de esperar, de pasar los minutos sin tocar la pelota. Se cansa de tropezarse y molestarse con sus compañeros, que le comen el espacio y le quitan metros y capacidad para sorprender.
El comienzo de la Selección resultó ilusionante, fue la dueña absoluta de la pelota, que la recuperó con enorme facilidad. Era como quitársela a un niño. Pero se terminó jugando como quiso Portugal, al fútbol que propuso la selección de Carlos Queiroz, que dejó la iniciativa a España al tiempo que le cerraba todos los caminos hacia el gol. Levantó un muro que pareció cada vez más alto y más insuperable. Lo derribó Villa con un tanto que sitúa a España en cuartos de final contra Paraguay. Pero esa es otra pelea.
España mostró por momentos su mejor versión, la de la posesión abrumadora, la del toque infinito y con sentido, pero sin rapidez, sin esa velocidad que le permite bailar con los rivales. La España que más gusta, pero con zapatillas de andar por casa en lugar de con los zapatos de moda. En todo el primer tiempo fue así salvo en los últimos diez minutos, cuando bajó el ritmo la Selección y los portugueses se creyeron importantes. Le sobró, como siempre en este Mundial, Fernando Torres, que no está para ser titular y es una enorme rémora para el ataque de España. Con él en el campo, la Selección pierde toque y no gana en pegada, porque el delantero del Liverpool ahora ni remata, ni marca.
La iniciativa fue española durante toda la noche, pero conforme aumentaba su dominio del balón crecía su ansiedad y se le nublaba la vista. Por momentos perdió lucidez y es que no es fácil mantener el equilibrio mental cuando uno acude a su trabajo a golpearse contra un muro. Y eso fue lo que le pasó a España. Porque Portugal es una selección construida para destruir lo que hacen los demás. Es el recurso de los mediocres, de los que no proponen nada. Portugal está donde mereció, camino de su casa.
A España la sostuvo una defensa segura y que apenas dudó, un centro del campo sólido, con un insuperable Busquets en la recuperación y destrucción, con Xabi Alonso como complemento ideal y Xavi en plan espectacular, en su mejor encuentro del torneo, asociándose con todos, convirtiéndose en la referencia perfecta de todo el equipo. Magnífico. No fue casualidad que España jugara su mejor encuentro el día que más brilló Xavi. Y qué decir de Villa, un delantero con una voracidad goleadora enorme, el hombre que con sus goles les quita las dudas a todos.
Portugal fue las faltas de Cristiano y poco más. Sólo se mostró capaz de asustar con un golpeo lejano o con un contragolpe. Y en una de esas faltas se llevó un buen susto Casillas a tiro de Cristiano, que sólo apareció para esos golpeos.
Más sobresaltos padeció el portero portugués Eduardo, avisado desde el inicio de lo que vendría después. Surgió Torres en el primer minuto, en su única aparición de toda la noche, y a continuación fue Villa quien le puso a prueba. Insistió España por la izquierda, abusando del despistado Ricardo Costa, el defensa fichado por el Valencia y que no se enteró de nada de lo que sucedió por su banda. Terminó expulsado por una presunta agresión a Capdevila. Hay días que uno no está para nada.
No tuvo más remedio que adelantar varios metros la presión Portugal para intentar equilibrar el choque, pero con dos toques salvó España esa barrera sin ninguna dificultad. Un disparo de Tiago que despejó a duras penas Casillas fue una de las pocas amenazas en todo el primer tiempo.
Más activos estuvieron los portugueses al comienzo del segundo tiempo, en la que España vaciló un instante, perdió el balón y pasó sus peores momentos. Fueron pocos minutos, pero quizá sea un sufrimiento necesario para valorar lo que se consiguió después. Y lo que vino después fue una España que tuvo el balón, lo movió con criterio, atacó con sentido y se defendió con abnegada profesionalidad. La España que más nos gusta.
Movieron sus piezas los técnicos y ahí también ganó Del Bosque. Queiroz retiró a Hugo Almeida y dio entrada a Danny. Abrió el campo Portugal con ese cambio. Simao, en la derecha; Cristiano, en el centro; y Danny en la izquierda. Una maniobra improductiva. Mejor le fue a España, que encontró en Fernando Llorente la referencia ofensiva que la había faltado con Torres. Pudo marcar el delantero del Athletic a la hora de juego con un cabezazo que se quitó de encima Eduardo, superado apenas dos minutos después con un tiro de Villa después de una gran jugada de Iniesta prolongada con un taconazo de Xavi. El gol que lo decidió todo, que llevó a España a donde quería estar. Mientras, a Portugal se le iba el Mundial sin que pareciera importarle.