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Octavos | Alemania-Inglaterra

El gol de Lampard evocó al 'no gol' de Hurst en el 66

Hace 44 años, Inglaterra ganó sin que la pelota entrara

<b>TESTIGO DIRECTO. </b>Neuer observa como el balón entra en su portería después de golpear en el travesaño.

Nadie lo tuvo más cerca que Neuer, el portero de Alemania. A metro y medio del suelo y en posición de bandera a media asta, el guardameta observó el bote del balón dentro de su portería. Después, en la sala de espera que da acceso al control antidopaje, lo vio por televisión. "Yo ya sabía que el balón había estado cerca de entrar... pero no que había entrado por dos metros".

La jugada se conectó inmediatamente con el gol concedido a Inglaterra en la final que disputó contra Alemania en el Mundial 66. Entonces, el balón, chutado por Hurst, pegó en el larguero y botó sobre la línea, tal y como confirmó en 1995 un estudio de la Universidad de Oxford, que llegó al detalle de señalar que a la pelota le faltaron seis centímetros para sobrepasar por completo la raya de cal, requisito que dicta el Reglamento para traducirse en gol.

Aquel tanto fantasma, que supuso el 3-2 inglés en la prórroga y que encarriló la victoria del anfitrión, dio paso a un sinfín de peripecias que con los años se han confundido con las leyendas.

Los ingleses, para empezar, basaron sus argumentos en que Hunt, su jugador más próximo al balón, no hizo nada por rematar la pelota tras el rebote, lo que confirma, aseguran, que la vio dentro. De hecho, mientras Hunt levantaba los brazos, fue el alemán Weber quien se apresuró a despejar a córner.

Sin embargo, los años fueron revelando pruebas que defendían la tesis alemana. Se supo que la BBC evitó durante un tiempo las imágenes más esclarecedoras y hasta se descubrió una imagen en la que el balón aparecía manchado de cal.

Capítulo aparte merecen el árbitro del partido, el suizo Dienst, y, especialmente, su asistente, el soviético Bakhramov (la URSS había caído con Alemania en semifinales), a quien consultó para aclarar sus dudas. Para la historia del fútbol quedan los gestos del bigotudo asistente, que afirmaba con la cabeza en medio de las protestas alemanas.

Como suizo y soviético no hablaban ninguna lengua en la que pudieran entenderse hubo quien deslizó la tesis de la confusión absoluta. Así, mientras el asistente habría dicho "niet" ("no", en ruso), para negar el gol de Hurst, el árbitro habría escuchado "net" (red, en inglés), expresión que afirmaba el gol local.

Stalingrado.

Años después, Brakhramov explicó que él había pensado que la pelota había tocado en la red antes de rebotar en la hierba, por lo que no consideró importante que luego entrara o no. También se dice que preguntado en su lecho de muerte por las razones de esta decisión, el juez de línea se limitó a susurrar "Stalingrado", como si el último motivo fuera una venganza por el ataque nazi, algo un tanto improbable si pensamos que Bakhramov era de origen azerbaiyano. Y para incidir en el enredo, el entonces presidente de la Alemania Federal, Heinrich Lübcke (conocido metepatas), afirmó: "El balón estaba dentro, yo lo vi".

Lo de ayer no dará para tanta literatura, aunque las ediciones digitales de los diarios ingleses ya barajaban la teoría de la venganza del destino. Ahora vivimos otros tiempos y las penas se indemnizan. La casa de apuestas William Hill aseguró ayer que pagará a todos los que apostaron por un gol de Lampard. "Nos costará más de un millón de libras, pero es que fue gol...".