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Mundial 2010 - Octavos | Uruguay 2 - Corea del Sur 0

Lo que Luis Suárez quiso

Corea del Sur puso el juego pero Uruguay tuvo el gol.

<b>FELICIDAD. </b>Luis Suárez celebró así el 2-1 que le dio a Uruguay el pase a cuartos. Álvaro Pereira, Scotti e Ignacio González corren tras él.
FELICIDAD. Luis Suárez celebró así el 2-1 que le dio a Uruguay el pase a cuartos. Álvaro Pereira, Scotti e Ignacio González corren tras él.reuters, ap y afp

Mira que hablamos de fútbol, lo analizamos y elaboramos teorías complejas sobre cualquier detalle. Y luego llega el juego y lo simplifica todo hasta sonrojarnos: si tienes más gol, lo normal es que ganes. El resto es accesorio. Así que Corea del Sur, con un ejército de extremos y mediapuntas capaces de jugar con precisión a alta velocidad pero ningún nueve, hizo un partido completísimo y perdió. Uruguay, sesteando unos ratos y nervioso otros, pero con Forlán y Luis Suárez, ganó cuando el del Ajax quiso. Dos arreones y a cuartos por primera vez en 40 años.

Esa sucesión de desilusiones desde México 70 sumada a un cuadro favorable convertían el partido en cuestión de Estado en Uruguay y la celeste notó la presión. Corea avisó con una contra en el primer minuto y a los 5' Park Chu-Young estrelló una falta preciosa en el poste.

Fallo.

Por suerte para Uruguay, la coreana es una selección formada por dos especies opuestas: los atacantes son rápidos y agresivos; los defensas, lentos y despistados. Y así, un centro a ningún sitio de Forlán recorrió el área sin que ninguno de los cuatro zagueros ni el portero hicieran ademán de ir a por la pelota, que llegó mansamente al segundo palo donde Luis Suárez marcó sin creerse el regalo. De la nada, un gol.

Uruguay reculó esperando que el 2-0 llegara solo y pareció tener razón. Era ver próxima cualquiera de las áreas y a los coreanos se les apagaban las luces. En ataque, tiros de 30 metros y en defensa, más pases a los de celeste que a los suyos. Milagrosamente, ninguno de esos errores acabó mal y el árbitro les dio vidilla al no señalar un penalti por mano de Ki Sung-Yueng (compensaría luego al obviar uno de Cavani). Así, el partido llegó vivo al descanso y se transformó tras él.

Bajo una tormenta descomunal y con el césped hecho trizas, Corea se iluminó. Los laterales llegaban y sus tres futbolistas de más talento (Park Ji-Sung, Lee Chung-Yong y Park Chu-Yong) hilaban sin cesar jugadas de peligro que, inevitablemente, acababan con un remate ingenuo. Es difícil decir qué era más Uruguay en esos momentos: conservadora o impotente. El empate llegó, cómo no, a balón parado: falta lateral, rechace y Lee Chung-Yong que se adelanta a Lugano y Muslera. Cuatro de los seis goles coreanos en el Mundial han llegado en estrategia. Es lo que tiene carecer de delanteros.

Sólo entonces Uruguay recordó lo que tiene arriba y las ocasiones llegaron con tanta facilidad que resultó aún más incomprensible que hubiera renunciado una hora a atacar. Y en un córner el balón le llegó a Luis Suárez en la esquina del área y el chico pensó "voy a ganar esto" y lo hizo. Rosca a la escuadra, golazo y a cuartos, donde Uruguay no podrá permitirse olvidar otra vez dónde reside la mayor parte de su éxito.