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MUNDIAL 2010 | SUDÁFRICA 0 - URUGUAY 3

Forlán acerca a Uruguay a octavos

Dos goles del delantero del Atlético de Madrid dejan al anfitrión contra las cuerdas. Pereira cerró la goleada del conjundo sudamericano. Uruguay logra una victoria mundialista veinte años después.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Forlán acerca a Uruguay a octavos

En un grupo tremendamente igualado, cualquier partido se ha convertido en una guerra a campo abierto. Un despiste, por pequeño que sea, puede costar un disgusto nacional en Sudáfrcia , Uruguay , México o Francia . Son conscientes de ello y los uruguayos han aprovechado el envite a las mil maravillas. Tratando balón bien, siempre abajo, los charrúas han dado un golpe de autoridad en el grupo más parejo del Mundial gracias a la asociación Forlán-Luis Suárez y ha roto su maldición de victorias con un triunfo mundialista veinte años después. El jugador del Atlético retrasó su posición para jugar de enganche y además de los dos tantos, que le situan como pichichi provisional, ha conectado la línea del medio con la atacante. Ahora la pelota está sobre los tejados de Francia y México.

Al igual que en el partido inaugural, los anfitriones se centraron y descentraron a su rival con cánticos y bailes propios sudáfricanos en el túnel de vestuarios. Las caras de los uruguayos eran un poema, con una media sonrisa como esperando su turno de baile, el que se iba a marcar en el césped del Luftus Versfeld. Eso si las miles de vuvuzelas lo permitían, porque cuando juega la anfitriona se dispara la fuerza del instrumento de viento.

Para quitar las ganas de soplar a la afición, Tabárez aceptó la petición de su máxima figura, Forlán, al dejarle jugar de enganche para hilvanar con Luis Suárez y Cavani. El invento salió a las mil maravillas para Uruguay porque sin hacer un despliegue bestial, el cachavacha desatascó el partido con un tremendo zapatazo desde fuera del área, aunque ayudado por Mokoena y la parábola extraña de este 'Jabulani'. Premio excesivo para los suramericanos que hasta entonces no pudieron romper la consistente telaraña defensiva de Sudáfrica y vieron como Tshabalala, a lo Bob Marley, probaba desde lejos cuando tenía oportunidad. Pero tener a jugadores como Forlán en tu equipo te permite desatascar un encuentro a base de movilidad y físico.

A raíz del tanto, Uruguay se soltó la melena y llegaron sus mejores minutos del campeonato, tratando al cuero con finura, siempre a ras del césped, y abriendo una defensa hermética al principio, vulnerable tras el golpe de Forlán. En una de esas transiciones, Luis Suárez se vio solo dentro del área pero el del Ajax estrelló el balón en el lateral de la red. Sudáfrica parecía aturdida desde entonces, su centro del campo no mostraba la movilidad necesaria para llegar hasta Pienaar, la mayor esperanza de Sudáfrica, y únicamente un remate de Mphela alertó a Muslera hasta el descanso.

Parreira debía espabilar a sus pupilos para el segundo round si no quería lanzar por la borda el sueño de tantos años en un partido donde tampoco es que se vieran claramente superados. El quid estaba en conectar con sus jugadores clave, que por desgracia estaban todos en la parte atacante y para llegar a ellos sus centrocampistas debían entrar más en juego. A Uruguay no le hacía falta nada de eso, alborotaba a los bafana bafana si Forlán encontraba a Luis Suárez. La asociación charrúa siguió quebrantando los planes sudafricanos desde el principio de la segunda parte con fin de jugada siempre en las botas del atacante del Ajax, al que intentaron frenar por lo criminal con un golpe en la boca pero ni así pudieron porque pudo incrementar la ventaja en dos ocasiones, la primera tras un pase de la muerte, y su hiperactividad sirvió para internarse después pero acabó en el suelo pidiendo penalti.

Khume lo pone más difícil

Uruguay tenía domado a su rival cuando Fucile abandonó el terreno de juego lesionado. Hasta ese minuto, Mphela fue el único en avivar las vuvuzelas, más apagadas que de costumbre tras el tanto Forlán. Hubo un amago de reacción tras la entrada de Fernández pero se fastidió todo en el minuto 75 por culpa del omnipresente Luis Suárez. Un disparo desde fuera del área cayó en las botas del delantero, intentó regatear al portero pero Khune, con la puntera, tocó al uruguayo. Penalti y expulsión. Luis Suárez lo construyó y su socio Forlán ejecutó. Los aficionados no quiseron asistir al esperpéntico final y salieron del estadio tras el segundo gol, menos mal porque todavía Uruguay tuvo tiempo de hurgar en la herida con un tanto de Pereira a pase de Luis Suárez, tan brillante como Forlán en el segundo partido.

Así es como Sudáfrica dobló hacia la lona en su Mundial. Posibilidades hay, pero deberá ganar a Francia el martes 22 y esperar resultados desde el México-Uruguay. Además deberá cargar con las amonestaciones de Khune y Dikgacoi, ausentes ante los galos. El otro lado de la moneda, los charrúas que han dado un golpe de autoridad en el grupo más igualado y han sabido aprovechar las deficiencias del rival. Ahora la pelota está sobre los tejados de Francia y México.