Inglaterra | Final de la FA Cup | Chelsea 1 - Portsmouth 0
Drogba da al Chelsea un histórico primer doblete
El marfileño marcó de falta. Ancelotti, debut victorioso
La victoria del Portsmouth se pagaba 17 a uno en alguna casa de apuestas. Cualquier otro resultado que no confirmara la consecución del primer doblete en la historia del Chelsea se hubiera convertido en la mayor sorpresa de la competición más antigua del mundo. Ganó el equipo londinense, por supuesto, pero el 1-0 final no explica ni la mitad de lo que pasó en Wembley. Básicamente, el Chelsea podría haber goleado al Portsmouth de manera escandalosa, sin embargo, cosas del fútbol, el modesto y arruinado Pompey pudo haberse llevado la FA Cup si los azares del destino y un penalti mal lanzado no se hubieran conjurado contra los de Avram Grant.
En la primera mitad el Chelsea disparó al poste en cinco ocasiones. Lampard, Kalou (no se pierdan el error de la temporada, sin portero en el área pequeña, el balón salió fuera tras golpear el larguero), Terry y Drogba pudieron haber adelantado a su equipo de manera irremediable. En la ocasión más controvertida, el delantero centro lanzó una falta que dio en el larguero y pareció botar dentro de la portería. La televisión presumió de tener la repetición quince segundos después y el comentarista defendió la introducción de la tecnología en el fútbol, para pasar los siguientes veinte minutos debatiendo si la pelota había entrado o no.
Hubo que esperar a la segunda parte para la resolución del partido. Los jugadores del Pompey han pasado de no conocer sus nombres a convertirse en amigos en la desgracia (no cobran desde hace cuatro meses, algunos no lo han hecho todo el año). Un penalti de Belletti a Dindane, en el mejor momento del Portsmouth, fue lanzado sin convicción por Boateng y fallado. Dos minutos después, Drogba marcó de falta (también hizo gol en sus otras siete finales domésticas). Lampard erró un penalti (primera vez en la historia de la copa se fallan dos) pero el Pompey sabía que su momento había pasado de largo. Los abrazos más sentidos fueron para Boateng: con sus lágrimas se despidió al Pompey de la elite.