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Pedro León, revelación sin condicionantes

Pellegrini: "Y si no hubiéramos tenido fuera a Cristiano dos meses...". Emery: "Y si la defensa no estuviera mal...". Álvarez: "Y si las lesiones nos hubieran respetado...". La liga de los ysis, de las excusas, bautizó un colega mío con guasa a este campeonato a punto de terminar. De eso y de los Canales, Muniain, Negredo y tantas promesas que aún prometen más que cumplen. También, es verdad, la de Pedrito, Navas, o Higuaín, antiguos proyectos de estrella que ya brillan con esplendor. Lejos de los focos de los equipos grandes, ahí está Pedro León y otro golazo, al Málaga. En el murciano encontramos toda una revelación sin ysis, sin condicionante alguno.

Clemente, un hombre para un cerrojazo

"Aplaudo a Mourinho. Con osadía no se joroba al Barça", escribió un cronista para justificar el ominoso cerrojazo del Inter, el día después de que el equipo nerazzurro eliminara a Pep en las semifinales de Champions. Siendo así, nada mejor que dejar en las manos de Clemente la hazaña de tomar el Camp Nou y quedarse en Primera. Nadie como Javi para plantear el autobús más blindado debajo de la portería, los ocho centrales, la especulación, el patadón y el tentetieso. Por arte de magia, el caprichoso destino ha convertido al técnico vasco en el mejor amigo del Madrid. Un compañero ideal en su último intento por lograr la Liga.

Parece épica, pero es sentido común

A principios de campaña, todos creíamos que el Xerez estaría descendido en enero. Gorosito mediante, 26 puntos en 19 jornadas del equipo andaluz han logrado que esta Liga sea la primera en 20 años donde ningún equipo ha bajado matemáticamente antes de que se celebre la última jornada. Aquel lunes del Asador, San Martín, Manolete, Roncero, Juan Jiménez, Salazar y servidor esperábamos a un entrenador vendemotos, que vendría al restaurante madrileño a promocionar sus buenos números como xerecista y ganarse un sitio en algún otro equipo de Primera para la próxima campaña. Pero Gorosito no habló de milagros ni tampoco se ensalzó a sí mismo: dijo que había buenos jugadores y que, con más trabajo, se podía lograr la salvación. "Nos queda una bala". Dos meses después, aquella mirada sincera, aquellas palabras de hombre humilde que nos dedicó el técnico argentino vuelven a nuestra memoria con claridad y sin sorpresas, porque sabemos que eran producto del sentido común.

Pedrito y Vicente

El 0-3 del Barcelona en Sevilla, gol que a la postre mantendría a los azulgrana en el liderato, tuvo por enésima vez un protagonista que a fuerza de repetirse se nos ha hecho habitual, casi tanto como el piropeadísimo Messi: Pedrito. Extremo más de avance por la banda y centro al área en sus inicios con el primer equipo barcelonista, un año y pico han bastado al canario para entender y meterse en la rueda de polivalencia atacante que pretende Guardiola, es decir, para convertirse en hombre orquesta: asistente, creador y, sobre todo, decisivo goleador. 22 tantos en sus 51 partidos oficiales lleva ya esta campaña, cifra de killer de los buenos. Tantos, además, que pueden valer títulos, como el del sábado, y que martillean la conciencia de Del Bosque. Vicente, ¿este tío merece ir al Mundial?

El mito de Tamudo se quedó en Cornellá

Poco más de 200 minutos ha completado Tamudo en Cornellá durante ésta, su última temporada de casi una carrera vestido de blanquiazul. Antes del sábado no aparecía por el césped del nuevo estadio desde la jornada 13, pero el ecuánime público perico guardaba los aplausos y reconoció al ídolo en la justa medida, con una larga y sentida ovación. Las lágrimas de Raúl hablan de su sentimiento. Cornellá no ha visto ni uno de sus 121 goles ligueros, pero el mito permanecerá allí, para siempre.

El personaje: Guti

Un cuarto de siglo como madridista, 25 peinados diferentes, un sinfín de amores y de odios con Prensa y aficionados, un montón de espantás y varios partidos y goles que nunca abandonarán nuestra memoria. Así se va Guti de Chamartín, donde ante el Athletic brindó (se supone) su último gran partido de blanco. Donde dejó una sensación que nos da rabia: cuando quiso, lo bordó.