El Barça y su fantasma

El Barcelona mira hacia atrás y le parece imposible. Noventa y tres puntos después, está casi como al principio de todo. Al borde de la gloria, al filo del precipicio. A las puertas de Sevilla, ciudad mágica que tiene algo de maldito para el Barça.

En el Sánchez Pizjuán, hace ya 24 años, sufrió la mayor decepción de su historia, la derrota ante el Steaua en la final de la Copa de Europa. Un palo histórico. Y, sólo hace cuatro meses, Guardiola sufrió su primera derrota como técnico en una eliminatoria. Fue también en Sevilla. El Barça lucha contra la admirable presión del Real Madrid y ese halo de fatalismo que ha jalonado su historia. Hoy sabrá si los tiempos y su idiosincrasia han cambiado. El Sevilla no se siente incómodo en el papel que le toca desempeñar, pero no es sólo juez de la Liga. Es parte. Se juega nada menos que la Champions, uno de los pilares presupuestarios en los que ha basado su espectacular crecimiento sostenido. Del Nido admite que alcanzarla es básico para cimentar sus ambiciosos planes de futuro.

Revive

Y hay ciertos indicios de que el equipo se ha desperezado y empieza a creer en lo que hace. El presidente y toda la afición ha alimentado el sueño: ganar la Copa y ser cuarto. Porque hoy no se juega sólo en el Pizjuán. La Liga está en el Bernabéu y la Champions en A Coruña. Una victoria del Sevilla combinada con un pinchazo del Mallorca le daría a los de Álvarez la cuarta plaza y la segunda clasificación en Champions consecutiva. La atmósfera será eléctrica, pero también habrá fútbol. Jugará Luis Fabiano, repuesto de su problema en el tobillo izquierdo. ¿Alguien dudaba de su participación? No sabe quién le marcará, porque Piqué es duda, pero es difícil pensar que vaya a perderse un partido de tanto calado. No fallarán Messi, a punto de la Bota de Oro, ni Xavi con su rotura. Ni Alves, que vuelve a casa. Claro que el que cierra la puerta, el que tiene la llave de esta Liga, es Palop. No cabe más emoción, es la noche de las noches en la Liga.