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Palop

"No sé cómo se sale a perder un partido y los del Atleti, tampoco"

Andrés Palop (L'Alcudia, Valencia, 1973) es un aspirante al Mundial y portero del Sevilla, que juega esta tarde con el Atlético un partido entre suspicacias.

Tomás Guasch
Habla el portero internacional del Sevilla.
miguel ángel morenatti

¿El Atleti jugará a perder pues le conviene que el Sevilla se meta en Champions y asegure así su presencia en la Europa League como finalista de Copa?

Para nada. No hay un equipo en el mundo que juegue con la idea de perder un partido. Para nosotros es otra final: tenemos la de Copa y ésta, pues si ganamos estaremos más cerca del cuarto puesto. Para ellos no es un partido vital, pero lo querrán ganar. Yo no sé cómo se sale a perder un partido y los del Atleti, tampoco.

Y si se lo sugirieran?

No jugaría. ¡El espíritu deportivo está por encima de todo! Hay cosas que son sagradas. Uno tiene sus valores, los que me enseñaron en casa. Uno se dedica a lo que quiere o puede, pero siempre de verdad.

¿A ese convencimiento llegó entre melones?

¡Ja, ja, seguro! Mi padre era agricultor y entre los 12 y los 18 años le acompañé a la recogida, que era una de las fuentes de ingresos de mi familia. Empezábamos a las seis de la mañana y acabábamos sobre las siete de la tarde. Melones enormes que requerían un gran esfuerzo. Aquella tarea me ayudó a hacerme hombre y me dejó una duda: creí que aquel esfuerzo me fortalecería en todo, pero me rompí las muñecas dos veces y no sé, quizá no me fortalecieron tanto como pensaba. También me vale para aconsejar a los chicos que empiezan y quieren comerse el mundo. Para advertirles que la vida no es fácil.

Hablando de chicos me dicen que sus hijos hablan un sevillano graciosísimo.

¡Debería escucharles! Tienen 10 y 6 años y llevan cinco en Sevilla. Lo más grande es cuando vamos al pueblo (L'Alcudia) y contestan así, en sevillano, a gente que les habla un valenciano cerrado, que también hablamos en casa. El mayor lo habla, pero con ese acento tan peculiar. Ya sabe, los niños son como esponjas.

Esta semana inauguró el Sevilla el monumento a Antonio Puerta. Usted estuvo en Cornellá cuando murió Dani Jarque y me dijo: "Este horror te acompaña toda la vida". ¿Qué añade?

Que somos muy poca cosa, que valemos muy poco, que nos volvemos locos con cosas que no tienen importancia En mi caso, si me meten un gol tonto. Soy una persona alegre, pero si fallo lo acuso en exceso. en casa me lo recriminan... Y, bueno, el monumento a Antonio se inauguró el día que se cumplían cuatro años de su gol al Schalke que le dio al Sevilla el pase a una final 60 años después de la última. Tarde o temprano hubiera sido nuestro capitán pues lo tenía todo: era de la cantera, sevillano, sevillista, con calidad y casta Verle morir te marca para siempre. En cualquier momento aparece el recuerdo, la referencia que no estás esperando y ahí está Es una tragedia como lo fue la de Jarque. Estos días los hemos pasado rezando por Sergio Sánchez, que va a ser intervenido del corazón.

¿Es usted creyente?

Sí, mis padres me inculcaron la fe católica desde pequeño y la tengo. Por mi trabajo falto a menudo a misa, pero si puedo voy. Tengo fe en Dios, me siento más seguro apoyándome en Él sobre todo en los malos momentos.

En una entrevista que le hizo el gran Cayetano Ros en 'El País' dijo que le daba pánico pensar en la retirada, que un día Javi Navarro viajó a Riazor como aficionado y se deprimió al verle.

Eso siento, sí. Llevo cinco años jugando con asiduidad y no me planteo mi final. Pero mis 36 años hay gente que los contempla con cierto recelo, con el DNI por delante y eso me hace dudar.

Más dudaría en Valencia, cuando decía aquello de que saltaba a Mestalla y sólo miraba hacia la izquierda

Sí, al banquillo. Jugué 43 partidos en seis años y aquella era mi imagen: subir las escaleras, ver la línea y a la izquierda. Pero lo veo todo muy lejano, estos cinco años aquí me han permitido sentir lo que tanto ansiaba: el sabor de las victorias, de las derrotas. Vivo el fútbol como si tuviera veinte años menos, sobre todo en la cabeza. Mientras no me siga costando bajarme del coche e irme a entrenar sabré que mi final no ha llegado y desde luego no es el caso ahora.

También contó algo sorprendente: que cada temporada procura pesar un kilo menos que la anterior.

Es un consejo del doctor Escribano, se trata de no acumular grasa; contra la edad no se puede luchar, pero sí contra los kilos. Peso 81 ahora, el año que viene debo estar en 80. Me gustaría seguir jugando hasta los 40 años, como Dino Zoff. El doctor dice que lo puedo conseguir bajando de peso cada temporada.

Ha ganado diez títulos de club más la Eurocopa. ¿Hablamos del Mundial?

Son palabras mayores. Está complicado, pero mientras hay vida Para mí ya es un triunfo verme en las quinielas de aspirantes y el acicate es máximo: si fuera habría participado en todos los grandes eventos.

Casillas, Reina y otro, ¿eh?

Sí. Y por encima de debates, una certeza: España no tendrá problemas en la portería. En la Eurocopa trabajé con ellos y vaya nivelazo Iker es el número uno y no hay motivo para cambiar, pero si un día sale Pepe lo hará fenomenal. Después venimos una serie de aspirantes, con nuestras ilusiones y méritos Del Bosque dirá.

¿El partido de Copa con el Barça en Nervión fue el mejor de su vida?

Intervine mucho y contra Messi, que ya sabemos cómo define. Ese y el de la final de la UEFA con el Espanyol, en Glasgow. Tuve suerte de estar en el desenlace final parando tres penaltis, ¿me ha perdonado?

Totalmente. ¿Aquellas noches se sintió Supermán?

Te pones, paras una, otra, te sube la confianza, piensas que la próxima también la pararás. Cuando acabas te preguntas: ¿por qué no juego siempre así? La respuesta es que lo mejor es el equilibrio.

Aquel era un Sevilla emergente, éste ha brindado una temporada rara, ¿verdad?

Leí el otro día la entrevista que le hizo usted a Pablo Alfaro y suscribo su análisis: si para hacer una temporada perfecta el equipo debe ser cuartofinalista de la Champions por lo menos, finalista de Copa y acabar entre los cuatro primeros de la Liga, nueve de cada diez serán un fracaso. Es un gran mensaje. El Sevilla no es aquel que se conformaba con mantener la categoría. Éste quiere ir siempre a mejor, vivir entre los grandes, porque se lo ha ganado a pulso. Pero no me gustaría verle como al Valencia con esos problemas económicos, de presidencia, producto de una mala gestión. Nuestro reto es mantener una línea buena sin caer en exigencias fuera de lugar y esto no ha terminado. Podemos acabar en Champions y campeones de Copa. ¿Y entonces...? Pero pase lo que pase hay que ser autocríticos y sí, esta ha sido una temporada rara.

Con el adiós de Jiménez como punto filipino.

Claro. La destitución del entrenador es para mí un fracaso personal, le han echado porque el equipo no ha funcionado y yo formo parte de él. Viene otro y hay que seguir remando, pero conscientes de que hemos sido parte del problema. Ahora estamos con Antonio Álvarez: a los entrenadores les mantienen los resultados, procuremos que sean los mejores y, en su caso, devolverle todo lo bueno que nos está dando ahora y desde que tenemos contacto con él, que no es precisamente de anteayer Hablamos de una persona preparada: hagamos las cosas bien y luego que el club y él decidan qué pasa en el futuro.

Un placer, Andrés.

Muchas gracias.