Atlético 1 - Liverpool 0 | La contracrónica
De Anfield a Neptuno
El de anoche fue un paso firme hacia la final. Catapultado por su afición y por una inmensa ilusión, el Atlético anuló al Liverpool ante la incredulidad de los aficionados ingleses que pudieron llegar hasta Madrid. Ya sólo falta cumplir en Anfield.
Indescriptible. Era el partido del año y eso se notó desde el primer momento. En las calles adyacentes, donde había atléticos hasta debajo de las alcantarillas. En el estadio, que sólo dejó unos pocos asientos por cubrir y en el césped, donde los de Quique se dejaron la piel. Los que fueron ayer al Manzanares saben bien por qué son del Atlético. Los que acudieron al estadio saben que pertenecen a algo único y esa pasión algún día se tiene que ver recompensada. Y el momento ha llegado. El club tiene el doblete cerca. Que Neptuno se vaya poniendo guapo porque toca festejo y quizá por partida doble.
Sin trabajo. Y le toca porque el Atlético dejó en nada al Liverpool. De Gea no tuvo que hacer ni una parada en todo el partido. Fue su partido más tranquilo de la temporada. Se limitó a contagiarse del entusiasmo de la grada, de la emoción del Calderón. Volveremos a ser campeones, rezaba una enorme pancarta en el fondo sur del estadio. Fue un mosaico espectacular y eso le dio aires a un equipo rendido en la Liga, pero pletórico en Europa.
Los ingleses. Al final no vinieron tantos seguidores del Liverpool como se esperaba. Y no se hicieron notar mucho. Los hinchas ingleses no pudieron más que admitir el buen juego del Atlético y asistieron ensimismados al ambiente que se vivió en todo el estadio. En Anfield se ha hecho famosa The Kop, pero el Calderón no le tiene nada que envidiar a la mítica grada del estadio del Liverpool porque la afición rojiblanca es la mejor de España. La mejor del continente diría yo. Fue un partido de Europa League, pero con ambiente de Champions. Con una afición campeona. Difícil lo tienen los aficionados del Liverpool para superar a la hinchada del Atlético. Al final del partido los seguidores visitantes despidieron con aplausos a la afición colchonera.
De moda. Al palco asistió el ministro de Industria Miguel Sebastián y embajadores de medio mundo: Israel, Emiratos Árabes, Reino Unido, Kuwait, Egipto... Incluso asistió un ex presidente del gobierno español, Felipe González, no muy asiduo a los estadios de fútbol. Por un momento, el palco del Calderón recordó al del Bernabéu. Ayer fuimos nosotros el centro de atención de la Europa futbolística. Por un momento el gran fútbol continental estuvo en la zona sur de la capital, donde el Atlético busca un hueco que perdió hace unos años y ha ido recuperando con mucho esfuerzo, coraje y pundonor. Como dice su himno.
Anfield. Hace 24 años que el Atlético no juega una final europea. ¡Cuántas veces habré reprochado a mi madre no haberme dejado ir a Lyon! Ver a aquel Atlético que comandaba Luis Aragonés campeón de la Recopa era un sueño de un adolescente que devoraba cualquier cosa relacionada con lo rojiblanco. 24 años después, el Atlético tiene la opción de jugar otra final y lo puede lograr en un escenario mítico como Anfield, de esos que ponen los pelos de punta. Pero este Atlético se ha hecho grande en Europa y se doctorará en el feudo del Liverpool. Nos espera la gloria y lo verán en directo 2.500 seguidores colchoneros. Volveremos a ser campeones.