Zamora conduce al Fulham y llama a las puertas de Capello

El fútbol tiene cosas caprichosas. Que se lo pregunten si no a Bobby Zamora. Después de la lamentable temporada que cuajó el año pasado -en la que marcó dos goles en 35 partidos- el tosco delantero del Fulham conduce estos días al modesto club londinense a hacer historia en Europa y eso puede acarrearle a él un premio casi utópico: el Mundial. A punto de ser vendido al Hull el pasado verano, el ariete inglés acumula ya 17 goles en todas las competiciones y eso ha hecho despertar la curiosidad de Capello. Casi nada.

Con actuaciones como la completada ante el Wolfsburgo, no es de extrañar. Su primer gol fue de categoría. Recibió el balón en la frontal del área y en diagonal desde la derecha, se acomodó la pelota y soltó un ajustado disparo a la cepa del poste. Fue el mayor destello de calidad de un partido que hasta ese momento se había mostrado insulso. El Wolfsburgo no reaccionó hasta que se vio más lejos aún en el marcador -cuando Duff aprovechó una gran dejada de Zamora, fabuloso en el juego de espaldas- y encontró el gol de la esperanza al final, con un cabezazo certero de Madlung tras un milimétrico pase del ayer desaparecido Misimovic.