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Champions League | M. United 4 - Milán 0

Rooney es demasiado

El inglés marcó dos goles, como en el partido de ida

Actualizado a
<b>EL HÉROE. </b>Neville, Ferdinand, Park y Scholes felicitan a Rooney por su primer gol del partido. Después marcó otro.
EL HÉROE. Neville, Ferdinand, Park y Scholes felicitan a Rooney por su primer gol del partido. Después marcó otro.reuters

Wayne Rooney le marcó de cabeza al Milán de nuevo y un raro gol con el pie, ambos al principio de cada parte, y ahí se acabó una eliminatoria que ya había decidido el delantero inglés en el partido de ida en San Siro, donde hizo otros dos tantos. Nueve de sus últimos doce goles los ha conseguido del mismo modo: de testa. No se eleva más que su defensor, sino que lo hace con un cálculo exacto en la carrera y en el salto, y coloca el balón donde el portero no puede llegar. Esto es un nuevo arte a añadir a su nutrido repertorio y la confirmación de que Rooney está entre los tres mejores del mundo: aparece en los partidos pequeños (firmó cuatro tantos ante el Hull) y en los grandes (cuatro en la eliminatoria ante el Milán, tres de cabeza). Treinta en total con el Manchester esta temporada.

El Milán, consciente de lo difícil de la gesta, prefirió desde muy pronto entregarse a su destino: la eliminación. Pese a que en los primeros quince minutos llegó a puerta en varias ocasiones, no cambió ni un ápice su estilo ni la velocidad de ejecución tras los goles. Eso está bien si no existen urgencias, pero cuando hay que ganar por dos tantos al United hubiera sido un detalle buscar una alternativa, la sorpresa. Los italianos se presentaron con el habitual 4-3-3; Leonardo dejó a Beckham en el banquillo y prefirió usar al más dinámico Flamini. Ahí se acabó la fantasía del entrenador rossonero. Sin Pato, sin Nesta y sin confianza en lo que Huntelaar podía sacarse de la manga, se buscó a Ronaldinho al que no le afectó el escenario. Ni para bien ni para mal.

Relajación. El Manchester tuvo sólo un enemigo: la condescendencia. Se durmió tras cada gol y se dedicó a estar bien puesto, a ceder la iniciativa y a buscar el contraataque. Fue un buen ensayo para los cuartos: Rooney jugó sólo arriba y, como de costumbre en Europa, detrás suyo cinco centrocampistas se repartían el trabajo. Carlos Queiroz aplicó esta táctica cuando era el asistente de Ferguson hace cuatro años y éste, que sigue teniendo fe ciega en el portugués al que todavía consulta, la sigue a rajatabla. Scholes es el centrocampista más defensivo y tres de los otros cuatro se descuelgan para acompañar a Rooney a la contra. Así marcó Ji-Sung Park el tercero. Ante tanta marcha, el Milán ofreció posesión en zonas muy frías del campo. Nada, vamos. Dio pena ver tanta impotencia y la enorme distancia que separa cada vez más a los más ricos del resto de clubes europeos, sea cual sea su pedigrí. Como es lógico, la previa se centró en el regreso de Beckham a casa. Leonardo le regaló los minutos de la basura, o sea la última media hora del encuentro. Fue ovacionado al salir porque, como el Milán, el futbolista inglés es inofensivo.

El detalle: Beckham lloró cuando salió

Leonardo dio entrada a Beckham en el minuto 64, con 3-0 en el marcador. Old Trafford, que exhibió muchas pancartas de apoyo a su ex jugador, le dedicó una cerrada ovación que consiguió que se le saltaran las lágrimas.