Copa del Rey | Racing 3 - Atlético de Madrid 2
El Atlético, a por la décima
Los rojiblancos no sufrieron para alcanzar la final. El Racing soñó tras marcar en el 2'. El Atleti igualó en el 7', se puso 1-2 y dominó. Postrera reacción local.
El Atleti jugará su decimoctava final de Copa y, si gana al Sevilla, logrará su décimo título. Lo buscará además en el Bernabéu, donde ha ganado ya ocho veces este trofeo, en terreno enemigo, donde más gusta. Esa es la conclusión de un partido en el que sucedió todo lo esperado: pasaron los de Quique, pero le dieron un poco de emoción al principio y al final para no traicionar sus principios.
Los sueños más felices del Racing durante toda la semana habían sido que, nada más salir, cayera un gol del cielo. Y así fue. A los dos minutos apareció Valera, viejo amigo de Santander, para meter en su propia portería un córner de Canales. Nadie se complica la vida como el Atleti, porque el murciano le quitó el balón de los puños a De Gea sin necesidad alguna. 1-0 y, de golpe, Corocotta asomó en la mente rojiblanca acompañado de Atila, Gengis Kahn y Schwarzenbeck, que sigue siendo el que le da peor rollo.
Pero fue una pesadilla breve. Cinco minutos después, Moratón devolvió el favor despejando a su propia red una falta de Reyes y ahí se acabó la eliminatoria. El Racing necesitaba cinco goles más y nunca se creyó capaz de lograrlos. Sólo Canales, muy activo e impecable a balón parado, asomaba por el área rival y, poco a poco, Tiago y Assunçao se hicieron con el mando del partido sin demasiada oposición.
Agüero, en una versión más discreta que en la ida, se dedicó a dejar detalles sin necesidad de romper a sudar: una pared con Valera a la que éste no llegó por poco, una contra bien dirigida en la que Reyes disparó fuera tras toque de Jurado, un cabezazo que paró Mario y otro en el que le faltaron cinco centímetros para llegar en condiciones al centro de Reyes. Hasta cuando está relajado marca la diferencia.
Ambos equipos regresaron del descanso sin mucha más intención que dejar morir el trámite. Pero Agüero tuvo una última aparición para deleite de Jurado, al que le devolvió una pared fabulosa dejándole solo ante el portero. El sanluqueño, para celebrar su partido 100 en el Atleti, definió con mucha clase con el exterior del pie derecho.
Con el 1-2 y todo resuelto, Quique tardó un poco en hacer los cambios. Durante casi un cuarto de hora mantuvo en el campo a Reyes, que estaba picado y al que una segunda amarilla habría dejado sin final, y a Kun, al que siempre hay que mimar y más con el Barça a la vuelta de la esquina. Durante un rato, los aficionados atléticos en vez de disfrutar tranquilamente se mordieron las uñas. Qué cosas.
Remontada.
La expulsión de Christian, esta vez sin polémica, por un codazo a Ibrahima colocó al Atleti en la posición ideal para endulzarse la noche de fiesta. Simao rozó el tercero un par de veces, pero no hay manera de que este equipo se defina: ni feliz y infeliz, siempre a bandazos. Así que la cómoda victoria se tornó en derrota agria en los dos últimos minutos, cuando Xisco y Tchité aprovecharon sendos errores de De Gea y Perea para voltear el marcador.
Pero eso hoy ya da igual. El Atleti está en la final de Copa. Han pasado diez años desde que jugó otra y catorce desde que ganó la última. Casi nada. Se dice rápido, pero ha sido eterno. Neptuno ya saca brillo a su oxidado tridente de gala. Sevilla-Atleti. Kun, Navas y cía. Lujazo.