Triste empate y gracias

La despedida del 2009 en fue un fiel reflejo de lo que ha sido el año: pura ruina local, sufrimiento, incapacidad manifiesta y al final, un inservible empate que aleja la salvación a 6 puntos y que deja a Jose González muy tocado, al borde del abismo, a un traspíes más de un abrupto desenlace. En cambio, para el Cádiz la captura, sin ser extraordinaria, sí fue buena. Más allá del punto, por la resurrección de Diego Tristán.

Es lo que tiene el Murcia, que hace revivir a equipos y jugadores rivales. A los que hace mejores de lo que son merced a una fórmula infalible: simplemente no jugando. Vagando por el campo como almas sin pena. Temerosos, desangelados, mostrando un surtido de taras impropias de futbolistas. Así fue la primera parte. Mientras el cuadro amarillo ocupaba racionalmente el campo, mientras Erice y Ormazabal se bastaban para cortar y enlazar arriba con López Silva, Ogbeche o con ese Tristán que abusó de un errático y desfondado Bea y de un achacoso Sergio, el Murcia ni la olía. Sólo los barullos de Capdevila aparecían en la inmensidad del caos. Para más inri, en cada sprint quedaba patente que el Murcia es físicamente un equipo de Tercera. Lo inevitable terminó por llegar: después de un golpeo magistral de Tristán y con la inestimable colaboración de una zaga local, Enrique puso por delante a los suyos. A un Cádiz que antes del descanso pudo sentenciar el partido de haber estado más acertado, de no haber estado Alberto. Fueron unos minutos demoledores para la afición local, a la que de forma anticipada, se le presentaba una galería de horrores de esas que conducen a un descenso.

Lo mejor para el Murcia es que el rival, al que Jose trató con unas reservas como si fuera de Champions, sólo ganaba por un gol. Heridos en el amor propio de quienes se saben están firmando un bochorno; probablemente abroncados, los locales, ya con Chando y sin un Rosas desaparecido y al que ya se le han dado todas las oportunidades del mundo y alguna más, mejoraron tímidamente. Entre eso y que los de Gracia se pusieron a defender a un palmo de Casilla llegó el empate. Lo firmó tras soberbio cabezazo, Isaac (el único futbolista del actual Murcia capaz de encarar y desbordar). El gol encendió a la grada que creyó... en vano. De nuevo una contra, de nuevo la defensa de verbena y de nuevo cachetazo:jugadón de López Silva y definición de matarife de Cortés. En la enésima demostración de endeblez del Murcia de Jose. De un equipo blando y además sin suerte (suele ocurrir que los equipos menores además tienen mala estrella).

Es tan desgraciado este Murcia que ni tan siquiera es capaz de aprovechar que el rival se queda con 10 (es lo que le ocurrió a los de Gracia tras la doble amarilla de Cristian). Cierto que dominó, que se acercó al marco rival pero siempre deforma atropellada, eligiendo el camino más complicado y confirmando que su centro del campo, con Bruno y Pereyra no es capaz de crear. Por insistencia llegó el empate de Chando. Una igualada, tan agónica como inservible, para un equipo que se confirma no ha tenido en Jose el revulsivo esperado; y que llega a la cuesta de enero con el comodín del primer cambio de técnico ya gastado y con el segundo cuestionado. Un Murcia exasperante que pretendía llegar tras 'melonazos' de Bea y que obviamente no dio más que para un miserable empate.

Al final Cortés incluso pudo firmar 'doblete', pero no. El Cádiz un punto más cerca de la orilla, el Murcia un poco más lejos y dejando todo para el 2010. Mala pinta.