Muñiz no puede fallar

El partido es tremendo. El Málaga está en el precipicio y el Valladolid al borde. Los andaluces quieren arrastrar a sus rivales hacia abajo a la vez que ellos se dan impulso. Ambos equipos llegan al partido con unos números lamentables que permiten cuestionar casi todo. El Valladolid ha ganado uno de los últimos once partidos que ha jugado como local, sólo lleva dos triunfos en esta Liga, es el cuarto equipo más goleado y no conoce la victoria desde el pasado 25 de octubre. Mendilibar, que respira algo más tranquilo después del empate en Sevilla, sabe que no ganar al Málaga y al Sporting dentro de una semana en Zorrilla será empezar a jugar peligrosamente con fuego. El Málaga, por su parte, sólo ha ganado un encuentro, el inaugural ante el socorrido Atlético de Madrid. Es penúltimo y está a cuatro puntos de la salvación. No sé lo que pensaría, tras el partido, Fernando Sanz de una derrota blanquiazul ante una evidente tabla de salvación como la de hoy.

En el alambre.

Por eso, el que más se juega esta tarde es Muñiz. El asturiano va a tener, seguro, un antes y un después de este partido. Para bien o para mal. Es vox pópuli que una nueva derrota podría incluso precipitar su cese o, como mínimo, le dejaría frente al juicio sumarísimo de la semana siguiente en La Rosaleda ante el Mallorca. El fútbol es cruel y no sabe de pasado. Muñiz ascendió al Málaga y Mendilibar al Valladolid, pero ambos son prisioneros del presente y sobreviven gracias a los resultados actuales y no a lo que en su día hicieron. Pero les pasa a ellos, a los presidentes con los dineros y a los jugadores cada domingo. Esto es fútbol.