Liga BBVA | Valladolid 3 - Tenerife 3
El Valladolid se suicida en 30'
A media hora del final ganaba 3-0. El Tenerife se animó con un error de Luis Prieto. Costa, el mejor del partido. Discutido penalti de Mikel Alonso.
Lo que pasó ayer en Zorrilla suele pasarles a los equipos mentalmente flojos, endebles o, sencillamente, vulgares. Lo del Tenerife hasta el 3-0 era la mejor fotografía de un equipo de Segunda jugando en Primera. Lo de la última media hora del Valladolid fue un esperpento, una desdicha, un cúmulo de errores individuales, colectivos y de banquillo que resucitaron a un muerto, el equipo de Oltra, que en 28' logró el triple de goles que en los 512' jugados por los isleños anteriormente lejos del Heliodoro.
Hay que decir cuanto antes que en el partido hubo un jugador mejor que los demás, Diego Costa. El brasileño es el mejor hombre anuncio de lo mal que funciona el Atlético de Madrid. Tiene calidad para regresar el próximo año al Calderón, pero antes puede darle mucho al Valladolid. Ayer le dio dos goles y la posibilidad de destrozar por completo a la defensa del Tenerife. El problema de los de Mendilibar es que la calidad, el nivel y la aportación de Costa es directamente proporcional a la incapacidad defensiva que sufre. Cuando de defender la viña se trata, ahí aparecen las vergüenzas al aire de los de Mendilibar, con una facilidad que asusta. Y lo peor es que da igual quién juegue. Al final la gente acaba siempre acordándose de García Calvo, que en gloria deportiva esté.
Y es que los jugadores del Tenerife, y Oltra, y sus aficionados no se creían que el tiro de Ayoze hubiera entrado y sido gol. No se creían que fueran a sumar un punto, el primer punto lejos de casa. Con 3-0, Nauzet lanzó al palo para el Valladolid. El partido estaba roto, sentenciado... hasta que dejó de estarlo. Porque el Valladolid, que sólo ha ganado como local uno de sus últimos 11 partidos, números que empiezan a convertir a sus aficionados en candidatos a santos, había vivido engañado por la pegada de Costa, que superó con velocidad a Mikel Alonso en la jugada del primer gol y que había hecho de cabeza el tercero. Antes, inmediatamente al 1-0, llegó el dudoso penalti de Alonso a Canobbio. El uruguayo no perdonó. La fiesta pucelana estaba servida. Sólo quedaba media hora.
Nino y Luis Prieto.
Pero al partido le quedaba lo mejor, la dosis de locura y de remontada. Muchos se lo perdieron. El frío y las ganas de ver el Barça-Madrid iban despoblando las gradas de Zorrilla al tiempo que el Tenerife empezaba a creer en el milagro. En el 62' Luis Prieto le regaló el balón a Nino, pecado mortal, y el pequeño delantero acortaba distancias. La cosa, que parecía de gravedad menor para los locales, iba a ser letal para ellos y salvadora para los de Oltra. Con ese gol al Valladolid le entraron las ganas de defender, pero sin saber hacerlo. Las dudas de Mendilibar a la hora de elegir los cambios y su incapacidad para saber cerrar el partido iba a ser letal. Los jugadores, nerviosos tras el gol de Nino y más nerviosos después con el gol de Ángel, necesitaban la ayuda de su entrenador y no la encontraron. Mientras, crecía la confianza de los isleños y también la de Oltra, que ponía a toda su artillería en el campo: Alfaro, Nino, Ángel, Dinei...
Ver despejar a los jugadores del Valladolid con el 3-2 y el Tenerife atacando fue un dolor. Había minutos para la gesta isleña y al final llegaría, era cuestión de tiempo. Los visitantes tenían que hacer lo que pudieran, que los locales ya harían después el resto. Un balón centrado sin demasiado peligro de Ayoze, desde la banda, iba a terminar por entrar en la portería del Valladolid para completar el sainete. Luna, en fuera de juego posicional, no toca la pelota y Justo Villar se la 'come' junto al palo. Increíble pero cierto. El Tenerife había hecho lo más difícil, empatar levantando un 3-0. El Valladolid había demostrado su fragilidad mental, su falta de carácter, como dijo Mendilibar en la rueda de prensa, pero, sobre todo, su inutilidad defensiva. Una zona mal reforzada que le puede traer nefastas consecuencias a los vallisoletanos. Y que no se engañe nadie. El Tenerife jugó para perder y bien. Regalos como el de ayer no se volverá a encontrar muchos y Oltra lo sabe. Por eso nadie salió contento ayer de Zorrilla. Salvo Costa, lo visto fue de Segunda.