La pesadilla del Sardinero

Tras un parón de Liga y una triste visita al Bernabéu, el Racing regresa a El Sardinero. Con el miedo que ello acarrea. Para el que no lo recuerde, conviene rebobinar y entender así la importancia de este partido frente a un Depor intratable. Quien olvida su historia está condenado a repetirla, dicen. La última aparición del equipo cántabro en casa se saldó con otra derrota, la cuarta de la temporada, aquella vez ante el Athletic (0-2). Ese resultado no sólo desencadenó la aplaudida destitución de Mandiá sino que, además, acentuó el descontento de la grada. Únicamente la posterior remontada en Copa calmó a la masa, pero la realidad es que la amenaza del descenso cada vez es mayor tras el peor arranque en la historia del club. Y eso es un lastre que sólo se resuelve con una victoria inmediata.

En ese mismo intervalo de tiempo, el Depor ha hecho justo lo contrario que su adversario: coser y cantar. Su solidez defensiva y su eficacia arriba le han relanzado en la tabla (5º), y tan solo la gripe ha amenazado con romper esta semana tanta felicidad. Aún así, los daños colaterales del virus han sido menores de los esperados y Guardado, el más afectado, viajó y podría jugar. Algo de lo que dependerá el dibujo de su equipo: 4-4-2 o 4-3-3.

Caminos opuestos.

Por lo tanto hablamos de un enfrentamiento en el que sólo se comparten los recuerdos de algunos futbolistas que han militado en ambos clubes (Pinillos, Munitis, Xisco, Antonio Tomás, Pablo Álvarez...), porque sus rachas y ánimos son contrapuestos. De ahí que Portugal vaya a hacer una mini revolución para que su debut en Santander sea dulce y, por ese mismo motivo, Lotina no tocará lo que funciona. En el Racing se volverá a apostar por la opción de Morris en el lateral y arriesgará con dos arietes natos. Canales, del que el Depor conserva un 50% del beneficio de un posible traspaso (como ustedes ya saben desde que Pernía cerró la vuelta de Munitis), también puede dar aire fresco y magia a la medular para demostrar si ya está preparado para coger galones a sus 18 añitos y si su presente es tan mágico como su futuro. Él parece el único que puede transformar esta crisis aunque, no lo olviden, el estado de forma de este Depor exige algo más. El regreso de todo un equipo.