Andrés Iniesta siempre fue bien visto por el Madrid y por los madridistas. Aquel niño delgadito y pálido de Fuentealbilla vivía en un entorno familiar y escolar que le acercaban más a lo blanco, pero en La Masía fueron más rápidos y lo supieron captar, primero, y cuidar, después. La mala conciencia hizo que desde la capital se hayan hecho varios intentos para traerle a la que debió ser su casa.

El candidato Juan Palacios y su hombre fuerte, Camacho, fueron los que estuvieron más cerca de conseguirlo. Fue en las Elecciones a la Presidencia del Madrid en 2006. Camacho aprovechó que el chico estaba mal considerado en la entidad azulgrana (apenas cobraba un millón de euros brutos y a menudo estaba en el banquillo) y tiró de paisanaje para acercarle. Fernando Fernández Tapias, vicepresidente ahora con Florentino y por entonces directivo de Juan Palacios, cerró un acuerdo con los padres del chico en un hotel de Girona. El Barça iba a cobrar 30 millones...

Pero Palacios quedó segundo en el voto presencial y la operación quedó descartada. Un año más tarde lo intentó, en vano, Ramón Calderón. Al final, Iniesta tocó el cielo en la final de Roma y ya es culé hasta el 2015. Se esfumó el sueño...