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Los lunes del Asador Donostiarra | Los secretos de la eliminatoria

"Ganábamos 3-0 al descanso y Anquela nos echó la bronca"

EL ALCORCÓN protagonista. Primero golearon y luego eliminaron al Real Madrid en la Copa, aún está caliente la catástrofe blanca. Rubén, Borja, Gómez e Íñigo, cuatro de los integrantes de la plantilla amarilla, nos revelan todas las interioridades de su gesta.

Actualizado a
Los jugadores relataban las anécdotas del encuentro

Un día antes de recibir al Madrid en Copa, el presidente del Alcorcón almorzó junto a sus futbolistas en el Asador Donostiarra. Lo que pasó después ya lo saben: 4-0 en la ida, uno de los mayores descalabros en la historia del Madrid, y resistencia numantina en la vuelta, donde Van Nistelrooy, Kaká y compañía no pasaron del 1-0. Ayer, AS devolvía al Alcorcón al lugar donde se "planeó el crimen". Héroes para Manolete, que apareció cantando el "adiós al triplete, adiós" y villanos para Roncero, que saludaba con gesto desaliñado, comparecieron cuatro de aquellos futbolistas-héroes: Iñigo, central de 27 años, hermano del ahora zaragocista Jorge López. Borja Gómez, otro central, benjamín del grupo a sus 21 años. Rubén Sanz, centrocampista de 29 años, gran capitán. Y Borja Pérez, más que un delantero, un mártir de la cantera blanca convertido luego en verdugo: dos goles en Santo Domingo y seis en cinco partidos al Madrid con el Leganés, el Alicante y el Alcorcón. Gajes del oficio, según Borja: "Es mi curro, y quiero ganar. Pero soy muy madridista y no me gusta que la gente se ría del Madrid. Llevo 18 años de socio, desde el 91, y voy siempre que puedo al Bernabéu. Días después del 4-0 no acudí a verles contra el Getafe, porque no quería provocar a nadie". "¡Pues vaya socio!", tercia el picajoso Manolete. "Verás como en la próxima eliminatoria me toque el Atleti...", amenaza entre risas el killer alcorconero.

Nada más llegar, noticia: "No hemos cobrado todavía la prima por eliminar al Madrid". El presidente les prometió un porcentaje de la taquilla y aún no lo ha repartido. Pero no tienen más pegas con el que manda: "Aquí pagan poco, pero pagan siempre. Tal y como está el fútbol, repleto de enteraos...", afirma Íñigo. El alcalde de Alcorcón sí que regaló a cada futbolista un reloj conmemorativo, pero a ellos se les paró la hora a las 12 de la noche de aquel martes 27 de noviembre. El marcador de Santo Domingo ponía: Alcorcón 4-Madrid 0.

"Nos alegrábamos más al ver las caras de nuestras familias que por nosotros mismos", confiesa Rubén. ¿Y cómo fue posible? Hablamos de fútbol y Roncero, herido: "Jugasteis entrando por las bandas, como debería hacer el Madrid". Coincide Borja: "Sí, no había nadie en las bandas durante aquel 4-0. Drenthe, que era el único, ¡bajaba andando! Con Lass, que llega a las coberturas como un avión, hubiera sido otra cosa". Gómez: "Ellos pensaban que nos meteríamos atrás. Pero con Anquela jugamos siempre igual, contra el Madrid o contra el Conquense. A mover rápido el balón. Lo que pasa es que contra el Conquense hay menos espacios".

Interioridades tras la debacle: Gómez le pidió la camiseta y las botas a Raúl; Drenthe blasfemaba; Pepe se portó como un caballero: "Los del Madrid se calentaron, claro. Guti, con la peineta, y Drenthe decía tacos en inglés. Pero no tenemos quejas. Van Nistelrooy, un señor, nos dijo que se quitaba el sombrero. El propio Guti se disculpó en nuestro vestuario. Pepe, en la vuelta, demostró que además de un jugadorazo es buen tío. No entendemos su mala fama".

Durante el almuerzo, Íñigo recibe una llamada que le aparta minutos de la conversación. Le reclaman desde Luxemburgo, otro más en la larga lista de países donde solicitan estos días los testimonios de su heroicidad. Luego explica: "Toda la propaganda que ha tenido la ciudad de Alcorcón es impagable". Borja: "Me han llamado de Grecia, de Colombia, de México... Los mexicanos me preguntaban, ¿dónde está Alcorcón?". Gómez: "El otro día me entrevistaron dos finlandeses y también lo han hecho de la India y Kuwait. Hasta la CNN nos hizo un reportaje. El fútbol ha puesto a Alcorcón en el mapa".

"Y también nos ha puesto en nuestra propia ciudad. Ahora va más gente al campo. El otro día había 400 o 500 más de lo habitual y eso que se supone que el año pasado fue el más grande del Alcorcón, porque nos quedamos a un partido de subir a Segunda A. Con cosas como ésta te das cuenta de la importancia de lo que has hecho", apostilla Rubén, más cerebral, por algo capitán.

En el Bernabéu.

Ni siquiera el 4-0 les hacía favoritos para la vuelta. Los cuatro se sinceran: "Nosotros también pensábamos que nos remontarían. Pero eso nos ayudó a relajarnos. La Policía nos escoltó para ir al Bernabéu, pero por detrás, y por eso nos comimos el atasco. La gente nos sacaba la manita, como diciendo: 'Os vamos a meter cinco'. Llegamos sólo una hora antes. Eso sí, estando allí se vive de forma impresionante. Nos hicimos fotos fuera y dentro del estadio, en los vestuarios...". Gómez: "Y nos pudieron eliminar, claro. Si Van Nistelrooy mete la que paró Juanma nada más empezar... En un córner, Kaká levantó los brazos y los 80.000 espectadores gritaban como locos. Piensas: ¡Voy a tener que salir corriendo de aquí!". Íñigo: "Luego, la cosa se calmó en la segunda parte y hasta pudimos empatar si Ernesto (el interior) la pasa en vez de tirar cuando estaba solo. Pero Ernesto se reía y me decía: 'Quería la gloria para mí!".

Planea durante todo el almuerzo la sombra de Anquelotti, como se conoce al entrenador del Alcorcón, Juan Antonio Anquela: "Un fenómeno, y no es por pelotear", dice Rubén. Se ha ganado a su equipo el técnico jiennense con un toque de sargento entre la seriedad y el sarcasmo, propio de Clint Eastwood. "En el descanso de la ida, íbamos 3-0 ¡y Anquela nos pegó una bronca! Que si no nos replegábamos bien, que si los interiores no corrían... No estaba contento porque decía que el partido podía ir 6-3", revela Gómez y confirma Íñigo: "En la ida, Anquela prometió que al que le diera un pelotazo al cámara de la portería del Madrid le daba 500 euros. En el Bernabéu subió la apuesta: 1.000 euros al que la mandara al tercer anfiteatro. Así es él".

"Después del partido del Bernabéu, con la gente eufórica, Anquela se puso serio y nos dijo: no sé cómo estáis tan contentos. Al fin y al cabo, perdimos 1-0". No quiere el entrenador que se despiste el Alcorcón de su hábitat natural, la Liga: "Ayer (por el domingo) jugamos contra el Sporting B, que entrena el Pitu Abelardo, el ex central del Barcelona. Abelardo nos dio la enhorabuena, pero era para despistar". No funcionó, según Borja, y el Alcorcón ganó 1-0. Con trabajito, eso sí: "Ahora los rivales nos respetan más. Ponen a 10 tíos atrás y a ver quién entra por ahí. Quizá nos perjudique en Liga la euforia de la Copa, pero incluso haciendo una temporada ramplona ya estamos cuartos, en puestos de playoff".

En la sobremesa, buenas intenciones. Se otea en el horizonte otro Madrid, el Real Madrid Castilla, que anda ahora casi en descenso y contra el que el Alcorcón se enfrentará ¡en la última jornada! de Segunda B. Borja espera que se salven antes, "porque como mande al Castilla a Tercera me quitan el carnet del Madrid". Mucho más cercano, el 3 de diciembre, está el sorteo de la próxima eliminatoria copera. Con el Alcorcón irán todos o casi todos. Manolete es aún más de la causa y a Roncero se le ha quitado el disgusto. Ambos prometen acudir a Santo Domingo contra el Atlético, el Valencia o... "En realidad, queremos que nos toque el Barcelona. ¡Ahora, sin miedo: vamos a por el Barça!", corean al unísono los cuatro invitados.