NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Cristiano Ronaldo | La intrahistoria

Ovación, nervios y alegría del 'aficionado' Cristiano

Vio el partido en Da Luz con su madre y Mendes

Ovación, nervios y alegría del 'aficionado' Cristiano

Cristiano Ronaldo se entrenó por la mañana en Valdebebas y por la tarde viajó a Lisboa por carretera para ver en director el encuentro de ida de la repesca que Portugal disputó anoche frente a Bosnia. El delantero madridista presenció el partido desde uno de los palcos vip del estadio Da Luz.

Nada más hacer acto de presencia en el feudo del Benfica, el capitán de la selección lusa se convirtió en el centro de todas las miradas. Sus 'vecinos' de grada le recibieron con una ovación cuando se percataron de su presencia. Y eso que su aparición tuvo lugar en el instante en que sonaban los himnos nacionales.

Previamente, Cristiano había bajado al vestuario local para dar ánimos a sus compañeros y a Queiroz. En un principio, tenía previsto haber acudido al hotel de concentración para saludar a los internacionales y al cuerpo técnico, pero debido a que llegó a Lisboa ya bien entrada la tarde, prefirió poner rumbo a su casa para ver a la familia y recoger a su madre. Con ella, su agente, Jorge Mendes, y la esposa de éste compartió palco.

Sufrió. Cristiano vivió el inicio del encuentro con aparente tranquilidad, a pesar de que siempre ha reconocido que sufre más fuera del terreno de juego que dentro de él. Eso sí, toda su compostura se fue al traste con el tanto de Bruno Alves, el único del partido. Ahí el madridista no pudo contener las emociones y celebró el gol como un aficionado más. Se puso en pie, gritó y repartió abrazos entre sus acompañantes. Pero lejos de tranquilizarse, a partir de ese momento se mostró más nervioso. No cesó de comentar las jugadas con su madre y Mendes y protestó alguna decisión arbitral.

En el descanso aprovechó para degustar el buffet, ver las repeticiones, hacerse fotos con aficionados y firmar autógrafos. En la segunda parte cantó gol varias veces, pidió penalti por un empujón a Simao y trató de calmar los nervios jugando con una botella de agua. El marcador ya no cambió, aunque Cristiano se llevó un susto tremendo al final con el doble remate al palo de Bosnia. El miércoles sufrirá más, pero esta vez será en su casa de Madrid, donde verá el partido de vuelta.