Liga BBVA | Valladolid 0 - Xerez 0
Lo que el viento se llevó
Poco fútbol y aburrimiento. Sólo Diego Costa demostró verticalidad. El Xerez, ordenado e inocente. Velasco Carballo, a tono con el choque
Hay tardes en la que uno no va al fútbol y se está arrepintiendo durante mucho tiempo por lo que se ha perdido. Les pasó a los que no vieron hace dos semanas el Valladolid-Deportivo. Pero hay tardes en las que los que acuden al estadio están durante noventa minutos maldiciendo su suerte, pensando en lo bien que se está, con este frío, en un sofá, al calorcito del hogar, y siguiendo el partido a través de la televisión o de la radio. Ayer fue una de esas tardes.
Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron un sopor, un cúmulo de imprecisiones y de errores impropios de un partido de Primera División. La segunda parte mejoró un poco las cosas, sobre todo al final, pero el balance global terminó siendo paupérrimo, árbitro incluido. El viento tuvo su buena parte de culpa en lo que pasó en Zorrilla, pero no le podemos cargar con la muerte de Manolete. Con viento o sin él, se puede jugar mucho mejor al fútbol.
Y la verdad es que había bastante expectación por ver al remozado Valladolid, capaz de ganar al Depor en Liga y al Mallorca en Copa, además del empate de Cornellá, todo ello en dos semanas, y también por comprobar si la mejoría de los de Ziganda ante el Sevilla les iba a dar para lograr su primer gol lejos de Chapín. Pues nada de nada. Ni el Valladolid demostró mayor nivel del que expone un dubitativo candidato a sufrir, ni el Xerez fue capaz de argumentar algo más de pegada o malicia como para poder pensar que, a este ritmo, le va a costar Dios y ayuda seguir en Primera.
Tácticamente, el Xerez no fue un grupo excesivamente vulgar. Demostró orden y equilibrio. Con eso sólo le sirvió para frenar a un Valladolid al que no se le notó nada cómodo en el campo hasta que se soltó la melena en los últimos minutos del partido. La creatividad de Bueno, Canobbio y Diego Costa no existía. Sin embargo, sí que aparecieron antes del descanso las intenciones de Orellana, Bermejo y Armenteros. Les faltó malicia, decisión para resolver. Por unas cosas o por otras siempre acababa resolviendo Justo Villar. El portero del Valladolid se creció tras la timidez demostrada por los gaditanos. Iba quedando claro que el Xerez no iba a saber ganar el partido. Se trataba de que no lo perdiera.
Intentonas.
En la segunda parte, las cosas mejoraron algo, pero siguieron las dudas de cara al gol. El Xerez tuvo dos. Una en el minuto 63, cuando Orellana no supo resolver, solo, ante Justo Villar. Después, también tuvo que emplearse el portero paraguayo para abortar una ocasión de Mario Bermejo. El cántabro sigue teniendo la clase del que resuelve fácil de cara al gol, pero también demuestra que los años no pasan en balde. Lo mejor del Xerez en ese segundo tiempo fue la proyección de Carlos Calvo por la banda derecha. Poco más.
Y al Valladolid no le quedaba otra que tratar de ganar. Mendilibar se encontró con la mala suerte de las lesiones y eso le impidió poner más pegada en el campo. Pudo sacar a Manucho, pero ya no pudo poner a Medunjanin. Primero Borja y después Luis Prieto abandonaron el campo con problemas. Y aún así le iban a llegar a los locales las oportunidades para poder ganar. La más clara, el mano a mano de Diego Costa con Renan, en el 54'. El portero brasileño aguantó muy bien la acción de su compatriota y salvó el empate. Después, Costa lanzó de nuevo fuera, Nauzet alto y Manucho, de espuela, por encima del travesaño. Pudo haber ganado el Valladolid pero no hubiera sido justo. No jugó para ello.
Ambos, se marcharon de Zorrilla pensando en la oportunidad que habían perdido, especialmente los de Mendilibar, que llegaron algo más y que jugaban en casa. Ambos, se marcharon convencidos de su gran candidatura a tener que luchar hasta el último día para lograr la permanencia.
Y capítulo aparte merece Velasco Carballo. Al tipo le gusta mirarse en el espejo sin miedo a provocar. Había 'fichado' a Mendilibar y terminó por echarlo. Después hizo lo mismo con Ziganda. Castigados sin delito. Eso sí, se dejó las gafas en casa y confundió a Bermejo con Prieto, al que expulsó. Una pena.
Mendilibar y Ziganda fueron expulsados
Fue una de las curiosidades del encuentro. Velasco Carballo, árbitro del encuentro, expulsó a los dos entrenadores. Primero envió fuera del banquillo a Mendilibar por, según el técnico, decir: "¡Qué fácil es pitar esa falta!", en relación a un acción sobre Diego Costa; y después a Ziganda, por protestar, según él equivocada, la expulsión de Prieto.