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Liga de Campeones | Stuttgart 1 - Sevilla 3

El gran día de Squillaci

El francés, héroe en Stuttgart de un Sevilla efectivo.

<b>CON ACENTO FRANCÉS. </b>Sebastien Squillaci remata de cabeza el centro y hace subir al marcador el 0-1 en el Mercedes Benz Arena.
CON ACENTO FRANCÉS. Sebastien Squillaci remata de cabeza el centro y hace subir al marcador el 0-1 en el Mercedes Benz Arena.morenatti (ENVIADO ESPECIAL)

Cuando a Sebastien Squillaci, francés de origen italiano, le pusieron el apodo de Totó en honor al delantero que revolucionó el Mundial de Italia, debieron pensar en días como el de ayer. Squillaci, imán en su cabeza, hizo volar en Stuttgart al Sevilla, que ganó con estilo alemán, fútbol rocoso y despliegue, y dejó cerrado virtualmente su pase a octavos de final. Lo hará como primero de grupo. Se esperaba, pero no que lo consiguiera tan rápido. Lo que pasa es que el Sevilla ha cogido el atajo, ha ganado sus tres partidos y ha marcado nueve goles. Nadie discute su contundencia. Tampoco su fútbol eficaz por encima de todo y alguna decisión inteligente de su entrenador. Jiménez sufrió en la primera parte porque aunque el Sevilla se metió en el vestuario con 0-1, estaba descontrolado. Zokora, exuberante, aparecía en todos lados, pero le faltaban socios. Jiménez se acordó de Duscher y, como Luis Fabiano estaba algo tocado, quitó al brasileño. Con el cambio, le echó el candado al partido.

El Stuttgart se esfumó y resultó extraño porque mientras tuvo ánimo jugó con vitalidad y respeto al balón. Y con armas. Por ejemplo, Hleb, que se filtró entre las líneas sevillistas y resultó indescifrable. El cambio de sistema (4-3-3) agigantó al Sevilla. Lolo, Duscher y Zokora mezclaron bien y Navas y Perotti ganaron las bandas. En un cuarto de hora, el trámite estaba liquidado. Navas aprovechó un error del crepuscular y casi cuarentón Lehman y le fusiló. 0-2. Luego, otra vez, Squillaci remató una falta botada por Dragutinovic. Pocas veces se verá a dos centrales construyendo un gol.

Puede decirse que al Sevilla esta vez sólo le faltó Kanouté, que desperdició dos balones clarísimos para sellar una goleada histórica que ya no sorprende después del 1-4 de Glasgow y otras gestas que no están lejanas en el tiempo. Ayer tiró a la basura la supuesta leyenda negra de los equipos españoles en Alemania. Y tiene mérito por más que el Stuttgart estuviese en crisis y que su entrenador sin carnet (Babbel se saca estos días la licencia en Colonia) ya esté en la cuerda floja. Un 1-3 en la inmensidad del Mercedes Benz Arena, una clasificación tan fugaz, son palabras mayores. "Un grande", se soltó al fin el tímido Totó Squillaci en su español afrancesado después de su gran día. Después de otro puñetazo en la mesa del Sevilla.