Del Bosque ha impuesto su criterio frente a los intereses del Barcelona y del Liverpool, cuyos entrenadores, en las últimas horas, han hablado directamente con él (en el caso de Rafa Benítez) o con sus asistentes (Fernando Hierro lo hizo con Guardiola y Miñano, preparador físico de la Selección, con Buenaventura, su homólogo del Barça). Del Bosque ha advertido que la salida de Xavi, puesto que Puyol tenía la coartada de las tarjetas, ha levantado un revuelo que no esperaba. La concesión se volvió en su contra según pasaban las horas.

Las otras lesiones, las de Güiza y Marchena, el problema de Cesc Fábregas, y sobre todo, el empeoramiento repentino de Fernando Torres le pusieron en un brete. A Rafa Benítez, que no pasa una por alto, le faltó tiempo para llamar a Del Bosque y tantear la posibilidad de llevarse al jugador. Su argumento era contundente: el Liverpool tiene tres importantes partidos y el técnico no quiere perder a su goleador, que se ha lesionado cinco veces con la Selección.

Pero Del Bosque, amparándose en el diagnóstico del doctor Celada, médico de España, ha decidió no dar permiso al ariete para volver. ¿Agravio con Xavi? No. Es que Xavi nunca debió irse. Rectificar es de sabios.