NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Morientes

"El más galáctico es Raúl: será muy difícil ver otro como él"

Fernando Morientes (Cilleros, 1976) volverá el miércoles al Bernabéu con el Marsella, rival del Madrid en Champions. Ayer hizo su primer gol con el Olympique.

Tomás Guasch
Morientes.

Cómo le va, 'monsieur Morientés'?

¡Ja, ja! Muy bien, gracias. La primera salida al extranjero es la más peliaguda y tengo la experiencia de Mónaco y Liverpool. Marsella es una ciudad mediterránea, tiene muchas cosas de Valencia por tanto. La mayor diferencia está en los horarios de las comidas: aquí se almuerza sobre las doce o doce y media y se cena entre siete y ocho. Vivimos cerca, en Aix en Provence, un lugar tranquilo. A las siete de la mañana llevo a los niños al colegio y como los entrenamientos acostumbran a ser por la tarde, me da tiempo para todo.

¿Cómo es el Olympique?

Ha cambiado mucho, incluso el presidente, esta temporada. El objetivo es ganar un título por fin: si es la Liga mejor, pero vale cualquier otro. El club lleva 17 años sin ganar nada, y la gente está loca de ilusión pensando que de este año no pasa. Se trata de un club muy seguido aquí. El título debe estar entre Burdeos, Lyon, PSG y nosotros. También esta la Champions

Usted siempre dice que su mayor sueño es jugar otra final de este torneo.

Sí y después de perder el primer partido con el Milán (1-2) es más que nunca eso, un sueño. Empezar bien es fundamental para invertir tendencias. Del sorteo salió la opinión de que este grupo es para Madrid y Milán; de haber perdido, a los italianos les habrían entrado dudas y nosotros habríamos salido muy reforzados. Ahora nos espera el Bernabéu, si volvemos a perder la cosa se nos pondrá complicadísima.

Recordará una noche en Chamartín con el Mónaco cuando la primera galaxia

Perfectamente. Pero era diferente, una eliminatoria a doble partido que resolvimos gracias al valor doble de los goles que marcamos allí: perdimos 4-2 y ganamos 3-1 en casa.

El segundo gol en Chamartín, la clave, fue suyo.

Sí, no les importó que jugara contra ellos y pasó aquello Era una Champions para el Madrid: nos eliminaba a nosotros y le esperaba el Chelsea y el Oporto en la final, que nos ganó. Es la única que he perdido. Gané tres con el Madrid y una con el Liverpool, pues aunque no estaba inscrito en la competición la considero mía. El año en Mónaco lo acabé como máximo goleador europeo Le tengo mucho cariño a esta competición.

¿Qué le sugieren las palabras Real Madrid?

Que yo soy madridista, que pasé allí desde los 21 a los 28 años, que viví la mejor etapa de mi vida profesional, que la Séptima es mi trofeo favorito. Me sugiere grandes amigos...

Pero el final fue tremendo.

Después de Mónaco pensé en irme; venía de una cesión, muy de Morientes no era aquel Madrid Pero Florentino fichó Camacho como entrenador, me pidió que me quedara y me quedé. La pena fue que él se marchó a los cuatro días porque vio que no tenía el poder que esperaba y exigía. Le ficharon a Owen sin que él lo pidiera; a mí me dijo que los delanteros íbamos a ser Ronaldo, Raúl y yo. Lo que pasara entre Florentino y él me lo supongo, pero no lo viví en directo.

¿Cree que este es otro Florentino?

De los errores se aprende y seguro que se dejará aconsejar por quienes le rodean.

No perdamos el hilo. Usted va y viene de Mónaco y en enero, huido ya Camacho, le venden al Liverpool. Pero estuvo con pie y medio en el Barça, ¿verdad?

Verdad.

La noche de los cuchillos largos en Mónaco.

La víspera de la Supercopa europea que le ganamos al Feyenoord decidieron venderme. ¡La víspera de una eurofinal! La verdad es que fue una experiencia muy desagradable para mí. El Madrid iba a por Ronaldo y en la operación me incluían a mí: me fichaba el Inter y acababa en el Barcelona. El Madrid no me quería y Gaspart, presidente culé entonces, estaba dispuesto a pagar 24 millones. Para el Madrid era un dineral, claro. Al final la cosa se enredó y me quedé, que era lo que me apetecía.

Raúl y Fernando Hierro se las tuvieron más que tiesas con Florentino por usted.

Eran dos de los capitanes, dos de mis mejores amigos y se pronunciaron, claro. Pero también otros compañeros. Porque no les parecía bien el momento de plantear un traspaso y porque no querían que me fuera. Hombre, la víspera de la final con los holandeses yo entraba en el equipo titular y al día siguiente no me pusieron. Butragueño me ofreció un avión por si me quería volver a Madrid: me negué, claro. Había llegado con el Madrid a Mónaco y me volvía con él ganador o perdedor, nunca solo.

Mandan ustedes menos de lo que parece en un club.

Correcto. Uno puede forzar su salida y puede conseguirlo, pero si un club te pone la cruz, difícilmente te escapas.

Etoo, último ejemplo.

Efectivamente.

¿Quién ha sido el mayor galáctico que ha conocido?

Por todo lo que ha conseguido, por lo que significa en el Madrid y por lo que le costó, Raúl. Que Raúl es el más galáctico, una institución y un símbolo no se discute. Disfrútenle porque otro Raúl va a ser muy difícil de ver.

Primero, Raúl. ¿Y después?

Zidane. Fue un lujo estar a su lado. Verle entrenarse era un espectáculo Y pude conocer a la persona y es tan o más espectacular de lo que fue el futbolista. Es un diez en todo.

¿Qué es lo que más le gusta del Madrid de ahora?

La plantilla entera, hombre por hombre.

¿Y uno en especial?

Xabi Alonso. He jugado con él y se lo que digo. Le va a dar al Madrid lo que le faltaba, organización y sentido.

¿En qué colega suyo debemos fijarnos el miércoles?

Niang, el 11, está fenomenal y todos aquí locos con él. El Marsella es un equipo con buen manejo, tiene el sello de Didier Deschamps.

Del que siempre habló usted bien.

Porque su idea del fútbol es muy parecida a la mía, si yo fuera entrenador sería como Deschamps. Por cómo maneja todo, al estilo de lo que hace Benítez en Liverpool. Otro entrenador importante en mi vida; también Del Bosque, claro.

Puede ser su última visita al Bernabéu. ¿Lo ha pensado?

Puede, sí. Veré cómo acabo el año: si me sale bien seguiré uno más; si veo que no, me iré. Quiero ser yo el que deje el fútbol, no al revés. Sí, Marsella será mi última estación.

Pues qué pena, Moro...