En un vibrante encuentro, jugado en el estadio Tehelne Pole de Bratislava, los checos necesitaban sumar puntos para seguir con vida. Tras el empate permanecen con el agua al cuello y relegados a las penúltima posición del grupo con sólo nueve puntos.

Sin embargo, todo apunta a que Eslovaquia, un equipo joven y con proyección dirigido por Vladimir Weiss, podrá hacer realidad el sueño de participar por primera vez en un Mundial de fútbol. Un hito acariciado desde 1993, cuando nació esta pequeña nación centroeuropea, de la escisión de Checoslovaquia.

Un gol de Sestak en el minuto 59 abría el marcador de los locales, aunque en el 67 empataba Pudil, tras un excelente jugada personal de Necid.

El centrocampista del Nápoles Hamsik volvía a adelantar a los suyos, tras transformar un penalti cometido ingenuamente por Plasil, cuando el lateral Zabavnik se internaba en el área pequeña. Pero el delantero Milan Baros dejaba el resultado en el 2-2 final, que ha sabido a poco a los checos, sobre todo tras el aluvión de ocasiones de que gozaron en los compases finales.

La República Checa salió a este derbi como un vendaval y dispuso pronto de buenas ocasiones. A los ocho minutos los pupilos del checo Ivan Hasek, que se hizo recientemente con las riendas del equipo, habían lanzado cinco saques de esquina, aunque ninguno encontró la cabeza de un Jan Koller poco inspirado.

Koller conformó con Stajner una de las delanteras más veteranas y experimentadas que recuerda el combinado checo, aunque sin efectividad.

El colectivo de Vladimir Weiss dispuso de su primer córner en el minuto 34. Eslovaquia esperó su ocasión rezagada, aunque a partir del minuto 30 trenzó su mejor fútbol, sobre todo con las internadas del delantero de Manchester City Weiss, hijo del técnico.

La reanudación volvió a ver a un equipo checo volcado, ya que sólo valía la victoria, y estuvieron cerca de marcar Pudil y Sivok.

Los eslovacos aprovecharon sin embargo las pocas ocasiones de que dispusieron y mandaron siempre en el marcador, pero la presión agobiante de los de Hasek, les aseguró un empate a los visitantes.

El preparador, Vladimir Weiss, que se hizo cargo del equipo en agosto de 2008, pudo tirar de sus estrellas, como el central del Liverpool Martin Skrtel, el delantero del Besitkas de Estambul Filip Holosko o el centrocampista del Nápoles Marek Hamsik, que fue expulsado por doble amonestación y dejó a su equipo en diez.