Amistoso | Villarreal 1 - Genoa 2
Senna llegó demasiado tarde
Sculli y Hernán Crespo aprovecharon dos errores de la zaga amarilla. Pires recortó de penalti y 'Valdanito' falló otro. El capitán mejoró al Submarino
El Villarreal se presentó ante sus aficionados frente a un rival, puede que no por prestigio internacional pero sí por excelentes jugadores y por juego, de alto copete, que le dio mucha guerra y que le hizo hincar la rodilla, como ya lo hiciera el Girondins. Si se pueden extraer conclusiones positivas es, en primer lugar, que el Submarino tiene portero de suficientes garantías para cuando no esté Diego López y ese seguro se llama Xavi Oliva. Segundo, que Marcos Senna está totalmente recuperado de su lesión: ha perdido el miedo a recaer, se atreve a sacar el cañón a pasear y, además, conduce a sus compañeros como los ángeles, aunque se le nota que le falta fondo físico. Fue cuando el hispano-brasileño saltó al campo cuando la maquinaria amarilla, oxidada en el primer tiempo, comenzó a funcionar. De todos modos, el tirón de orejas del 0-2 de Hernán Crespo lo comparte el capitán con sus compañeros, pues ya estaba cuando el argentino se coló hasta la cocina, con un recorte que todavía le tiene que doler a Marcano, para batir a Oliva por segunda y última vez.
Por partes. El Villarreal saltó al campo sin sus internacionales: el meta Diego López; los defensas Godín y Capdevila; los centrocampistas Eguren y Cazorla; y los delanteros Rossi y Nilmar. Que ya es mucho decir. Por si fuera poco, Llorente anda 'tocado' físicamente y Valverde prefirió, sabiamente, no arriesgar. Con todo ello, por mucha buena fe y movilidad que le pusieran, Jonathan Pereira (una mosca revoloteando alrededor de la bragada defensa italiana) y David Fuster no son jugadores de presencia impactante arriba y al Submarino le costaba horrores llegar arriba pisando fuerte y crear peligro. El Genoa se relamía en su cueva y salía rapidísimo a la contra con su peligroso tridente: Mesto, Crespo y Sculli. No tardó mucho el equipo de Gasperini en meterle el miedo a Oliva y la flojera en las piernas a la defensa. El primero de los tres envió al corazón del área chica un envenenado centro y 'Valdanito', en vez de asegurar, regaló un golpeo de tacón a la galería, mandándola fuera. Pese a la frivolité del argentino, la balanza terminaría decantándose hacia el lado visitante. Sculli, en el 20', cabeceó a la red de forma inapelable (y más solo que la una dentro del área) un córner magistral de Zapater, en su regreso a España. No sería el último susto de Sculli que, poco después, repetiría ocasión aunque con menos fortuna pues cabeceó por encima del larguero.
Con el tempranero 0-1, la papeleta era complicada pues el 'tridente' atacante del Genoa dificultaba mucho la salida del balón por parte de Bruno e Ibagaza que, dicho sea de paso, no tuvieron su mejor noche ni de lejos. Sólo Cani, que sigue con hambre de reivindicación, y un batallador 'Johny' daban señales de vida en el Villarreal, además del bravo Gonzalo, que entró con todo a rematar un córner pero se encontró con una estupenda estirada de Amelia. Había que esperar a las recomendaciones de Valverde en el vestuario para ver si los amarillos eran capaces de reaccionar.
Entra Senna y... 0-2.
El 'Txingurri' dio un golpe de efecto metiendo en el campo al capitán. Todavía hervían las palmas de los aficionados de aplaudir a Senna y Crespo ya había cogido la calle de enmedio para hacer subir el segundo de los italianos al marcador. Pero, como no hay mal que por bien no venga, ese momento fue en el que tocó fondo el equipo castellonense. El hispano-brasileño cogió la batuta e hizo sonar la sintonía aunque, realmente, fue de forma intermitente y tampoco fue para echar cohetes. David Fuster se fabricó una jugada para disparar por encima del marco visitante y, momentos después, Milanetto provocaría penalti. Pires lo convirtió (1-2) y metió al Villarreal en el partido. Luego , otro sobresalto cuando Bullón cometió otra pena máxima pero, en esta ocasión, Oliva se lo paró a Crespo. El arquero catalán estaba crecido y también sacó casi de dentro un libre directo de Milanetto. El Submarino buscó el empate de forma infructuosa pero ahí los italianos ya estaban en su salsa y pusieron el mismo autobús con el que se marcharon después victoriosos hacia el aeropuerto.