Vale por un ascenso

Son, son, son de Primera División! El cántico resonó ayer en el Rico Pérez mientras en Jerez, Tenerife y Zaragoza celebraban el ascenso. La escena era inexplicable a priori, cuatro no pueden subir. Sin embargo, para todos aquellos que han seguido toda la temporada, la satisfacción es sustitutiva del premio gordo. La satisfacción y el vale que recibieron por un ascenso (el del año que viene) los más de 4.000 fieles que invadieron el césped pidiendo que salieran los jugadores y los otros tantos que esperaron a sus ídolos en la puerta cero para ofrecerles todo el ánimo del mundo y darles las gracias por esta temporada de sombrerazo. Fue la manera espontánea de expresar lo que ha significado esta espléndida campaña para una afición que hacía tiempo que andaba dormida. El ascenso se escapó pero la Herculesmanía ha emergido con una fuerza inusitada. Ahora, falta que los directivos aprovechen esta ola y den motivos a los fieles para empezar a remar de nuevo para conseguirlo dentro de un año.

Antes de empezar el duelo, las esperanzas del Hércules pasaban por que pincharan alguno de los de arriba. Con el corazón todos tenían una mínima esperanza. Pero con la cabeza, nadie pensaba en una machada de Córdoba o Girona. Los anteriores rivales de estos no habían echado ninguna mano y andaluces y catalanes no la iban a echar el último día. Muy rara ha sido la temporada en general y muy extraño ha sido el sprint final de Tenerife y, sobre todo, Zaragoza. Pero en el fútbol cuenta todo y quizás en alguna faceta de la Liga el Hércules no haya sido de los tres mejores. Es inédito no subir con 75 puntos o más. Ese es el consuelo del Hércules.

Pronto Ewerthon se encargó de bajar a los más fieles a la Tierra. Encima Mainz había adelantado al Albacete aunque Rubén Navarro enseguida puso las tablas con un golazo. Aún se soñaba con un tanto del Córdoba pero primero había que hacer los deberes en el Rico Pérez. Morán se jugó la cara y puso el 2-1 pero el Zaragoza hacía el segundo y el Tenerife marcaba en Girona. Así que ya todo el mundo se olvidó del milagro y empezó el juicio popular.

Primero fue Farinós el que se llevó la aclamación de la grada al marcar el 3-1 de penalti y pedir perdón por el que falló hace 15 días ante el Celta. Luego, llegó el turno para Sergio que tras enmendar un error propio con un esfuerzo titánico, escenificó en una jugada lo que han sido sus seis años de entrega a este club. Huele a despedida aunque quizás la gente le hizo cambiar ayer de opinión. Rubén también se marcó un partidazo y se llevó el aplauso de una grada que le adora. La comisión debe ponerse las pilas. 15 goles en un año no se tiran a la basura así como así. Y el colofón lo puso Fernando Sales, con un golazo.