Dos cabezazos de Alfaro matan a un Murcia peleón

Como si se tratara de un cuidadoso trabajo de orfebrería, el Tenerife se aplicó ayer para cerrar su partido con precisión máxima y pulcritud absoluta. Atornilló con suficiencia el botín de los puntos, apuntaló con determinación su candidatura al ascenso y, acabada la faena, empleó rotulador de trazo grueso para separar a sus perseguidores.

El equipo de Oltra ofreció concesiones a la galería. Y eso que el rival, lejos de caer en los brazos tentadores de la desmotivación, hizo amago de plantar batalla desde el minuto inaugural. La eficacia del Tenerife fue su mejor arma. La sucesión blanquiazul de intentos de gol devino en el primero, de Alfaro, que culminó con la testa un servicio preciso de Marc Bertrán. Quiso el destino que el primer y el segundo gol llegaran ambos de cabeza. La irrupción de un inspirado Alfaro tornó el partido en un vendaval: de fútbol, de oportunidades, de ovaciones y el tiempo fue convirtiendo la contienda en una fiesta tras culminar el derribo del Murcia.

Sentenciado el encuentro, se dio el Tenerife la licencia de recrearse en su superioridad con una jugada de fábula. Juanlu rompió su maleficio ante el marco rival y marcó casi sin ángulo un gol para el delirio. Estaba para entonces el rival mareado y el Tenerife henchido de satisfacción cuando sólo faltaba la aparición de Nino para cerrar el festival. No fue por no intentarlo, pero estuvo apagado mientras sus compañeros brillaban. Es el secreto de este Tenerife vistoso y eficiente, pero también solidario. Como lo fue la grada a la hora de repartir aplausos para su equipo por vapulear con estilo al Murcia. No se le puede reprochar nada al cuadro pimentonero. Salvado, plantó cara hasta que se la partieron.

Campos

"Ha sido un comienzo de partido esperanzador, pero nos faltó madurar las ocasiones. Hoy en día no estamos a su altura. El Tenerife está arriba por méritos propios".

Oltra

"Ganar es importante siempre, pero el cómo es valioso. El equipo divierte, tiene fuerza mental, no se aparta de la senda, hace disfrutar y gana. Aunque todavía soy cauto".