Guardiola resucitó al Barça sólo con dos caras nuevas

Disputada la jornada 34 de la pasada temporada el Barcelona de Rijkaard y un decadente Ronaldinho era tercero en la clasificación con 61 puntos. Hoy, el Barça tiene la Liga prácticamente ganada (85 puntos). Hay que buscar en Guardiola, en su capacidad para cambiar la atmósfera de la entidad más que en el desmantelamiento de la plantilla, la explicación al milagro. En el once tipo blaugrana sólo hay dos caras nuevas, la de Piqué (un central) y Alves (un lateral), por Ronaldinho y Deco.

El grueso de la plantilla culé es el mismo que la pasada temporada llevó a Laporta a la moción de censura. Fue en julio (la respaldaron el 60,60% de los socios cuando hacía falta el 66% para que prosperase). La situación en Can Barça era insostenible, con Rijkaard incapaz de controlar el vestuario, sumido en una lucha de celos y vanidades con Ronaldinho (con sobrepeso), Etoo y Deco como protagonistas.

El Real.

El Madrid de esta temporada es casi el mismo que batió el récord de puntos (85 en 38 jornadas) para ganar la Liga de la pasada campaña. En verano sólo salieron Robinho y Baptista (más Balboa y Soldado). Volvieron De la Red y Javi García y se fichó a Van der Vaart. Sólo Robinho diferencia a aquel once con respecto a este, aunque las circunstancias hayan obligado a cambiar a los lesionados Van Nistelrooy y Diarra por Huntelaar y Lass (fichajes estos de invierno junto a los casi inéditos Parejo y Faubert). Y aun así y con el mismo once, el Madrid suma 78 puntos en la jornada 34, y aún tiene a tiro el récord de 85 puntos que estableció Schuster (y que el Barça seguro que superará).

Un Barça con pocos cambios

Laporta optó por el cambio de método, por un hombre conocedor de la casa como Guardiola que supiese involucrar a todos en una misma dirección. Salieron Deco y Ronaldinho, y nombres secundarios como Giovani, Oleguer, Edmilson o Thuram y Zambrotta. Y fichó lo justo: Alves y Piqué para el once tipo y tres suplentes como Cáceres, Hleb o Keita. No hizo falta una revolución en la plantilla para cambiar el 4-1 del Bernabéu de la pasada temporada por el 6-2 de la presente y por estar con opciones, además, en Copa y Champions. Ahora, el Madrid, con casi el mismo once que el año pasado (Lass por Diarra y Huntelaar por Van Nistelrooy) se enfrenta al mismo dilema.