LIGA BBVA | Real Madrid 2 - Valladolid 0
El triunfo de la imperfección
Partido para olvidar del Real Madrid, que superó a un buen Valladolid gracias a los goles de Raúl y de Robben. La victoria permite al conjunto de Juande Ramos mantenerse a seis puntos del Barcelona. Guti jugó la última media hora y los castellanos reclamaron un penalti a Goitom.
La perfección no existe, eso lo sabemos todos y no era necesario que Juande Ramos nos lo recordara en la previa del partido. Aunque visto de otro modo, pocas personas pueden hablar de la imperfección futbolística con la autoridad del entrenador del Real Madrid, un equipo imperfecto, que aireó todas sus debilidades contra un buen Valladolid. El conjunto que entrena Mendilibar se presentó en el Bernabéu con descaro y las ideas claras y metió en un apuro al Madrid. Desenredaron el encuentro para los locales Raúl, con un gol en el último minuto del primer tiempo, y Robben, con un tanto en el tramo final del choque. Dos goles que premiaron en exceso al Madrid y penalizaron injustamente al Valladolid, que jugó mejor, movió con más criterio el balón y no mereció salir derrotado del Bernabéu. El poco fútbol que se vio lo pusieron los castellanos, pero, una vez más, la pegada del Madrid marcó la diferencia.
Se vio a un Madrid desequilibrado, que nunca se sintió cómodo y fue todo menos un equipo, sin ninguna fluidez en el juego, falto de ideas y partido en dos, con medio equipo atacando y el otro medio sufriendo las acometidas del rival. Con este panorama, lograr el triunfo se antojaría una empresa imposible para cualquier conjunto que no fuera el Madrid, porque si algo hay que reconocerle a este equipo es que nunca baja los brazos, no entiende lo que significa la palabra rendición y es esa fe inquebrantable en sus posibilidades la que le lleva con frecuencia al triunfo. Y es que sus victorias no son más que un acto de fe en muchas ocasiones. Como no es más que un acto de fe la carrera por alcanzar al Barcelona en el primer puesto. La distancia se mantiene en seis puntos. Todo un mundo.
El comienzo del Madrid no fue malo y ofreció un espejismo de ilusión a sus aficionados. En cinco minutos, Higuaín y Raúl ya habían avisado a Asenjo, pero esta euforia inicial se esfumó con el cabezazo del capitán. El partido continuó desarrollándose a un ritmo bajísimo, con los dos conjuntos tan adormilados como el público. Dominaba el Madrid, pero el gol parecía lejanísimo.
Despertaron todos de la siesta a los 25 minutos, cuando el Bernabéu se sobresaltó por primera vez. Pedro León sacó una falta, Casillas falló al intentar coger el balón y el rechace lo cabeceó fuera Luis Prieto a puerta vacía. La acción del central estaba invalidada por fuera de juego, pero el susto al madridismo no se lo quitó nadie.
Respondió Robben con un disparo que se perdió desviado, pero algo había cambiado ya en el partido. El Valladolid había dejado la timidez a un lado y empezaba a asustar a un Madrid cada vez más perdido y que sufría una barbaridad a balón parado. Así llegó la ocasión más clara del Valladolid en todo el partido, en el cuarto córner sacado por los castellanos en el primer tiempo. Pedro León centró desde la derecha y el balón, después de salir rebotado de un bosque de cabezas, fue frenado en la misma línea de gol por la cabeza de Pepe y rescatado por Casillas cuando los jugadores del Valladolid ya casi celebraban el gol.
Volvió a aparecer el intermitente Robben, con dos chispazos desde la banda derecha, en la que ya estaba instalado. Puso a prueba Higuaín a Asenjo a falta de cinco minutos para el descanso, pero hubo que esperar al último minuto de la primera parte para que la alegría del Madrid fuera completa. Robben, Torres e Higuaín combinaron en la banda derecha y el centro del argentino lo remató Raúl, que no marcaba desde el 28 de febrero. Magnífica la acción de desmarque del capitán.
El paso por los vestuarios no mejoró el panorama y el partido continuó siendo igual de espeso. El Madrid seguía sintiéndose incómodo, no daba sensación de equipo, pero el Valladolid fue incapaz de aprovecharse de ello. Eso es lo que salvó al conjunto de Juande Ramos, que efectuó un movimiento de piezas para intentar, sin conseguirlo, encontrar algo de luz. Las sombras no desaparecieron. Faltaba media hora para el final cuando Guti sustituyó a Huntelaar y Gago a Cannavaro. Los cambios llevaron a Lass hasta el lateral derecho, Torres pasó al izquierdo, que abandonó Heinze para actuar de central, Guti y Gago se convirtieron en los dos nuevos mediocentros, Sneijder se desplazó a la banda izquierda e Higuaín acompañó a Raúl en ataque.
Con los cambios, el Madrid no ganó nada, más bien al contrario. La defensa continuó siendo igual de blanda, el centro del campo se debilitó y los delanteros aparecieron menos. Así de endeble es este Madrid, al que le quitas a Lass del centro del campo y se desmorona de mala manera. La salida de Van der Vaart por el tocado Sneijder no pasó de ser una anécdota. Disparó al poste cuando el choque agonizaba. No hizo más.
Se entró en el último cuarto de hora con el Bernabéu aturdido con lo que estaba viendo y con el miedo a recibir un tanto que acabara con cualquier opción de dar caza al Barcelona. Robben tuvo en su cabeza el segundo gol, pero no es esa su mayor virtud, y el pequeño y veterano Víctor también desperdició de cabeza el empate.
Hubo que esperar al minuto 82 para que llegara la sentencia. El Valladolid reclamó un penalti a Goitom y en el contragolpe Robben cerró el partido. Guti regaló un pase perfecto al holandés, que ganó la espalda a Iñaki Bea y batió con maestría a Asenjo. Ahí se acabó el encuentro, que es lo mejor que le podía pasar al Madrid y a los que acudieron al Bernabéu.