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Liga Adelante | Real Murcia 1 - Alavés 0

Salvados por 'El Torito'

En el peor partido de la era Campos, Aquino resolvió

Actualizado a
<b>ALIVIO. </b>El tanto de Dani Aquino sirvió para que el 'Torito' se reencontrara con la afición grana.
ALIVIO. El tanto de Dani Aquino sirvió para que el 'Torito' se reencontrara con la afición grana.

Suele pasar y ayer sucedió en la Nueva Condomina: el fútbol (como el boxeo) gusta de ofrecer revanchas, segundas oportunidades. Espacio para los rebeldes y así, el mismo Aquino que hace tres semanas fue despedido con una sonora pitada por la grada, el mismo que se ha pasado dos semanas fuera, el futbolista-joyita del que preocupaba (y preocupa) su vida más allá del verde (su salsa rosa), se convirtió en el héroe de una tarde que nadie recordará por lo vistoso del espectáculo (el choque fue un castigo para los aficionados, un pestiño en toda regla) pero que tiene pinta de tener una importancia capital en la carrera por una salvación que el Murcia roza tras su agónico, y puede que inmerecido triunfo, ante un rival directo en esas miserias, el Deportivo Alavés.

Fue la peor representación de la era Campos. El Murcia estuvo más cerca de la derrota que de la victoria finalmente lograda; el planteamiento de Javi López se le atragantó a los locales, el Alavés, incluso, gozó de más y mejores ocasiones pero el gol lo firmó Aquino sobre el pitido final y vale su peso en oro. Es un triunfo que permite a los grana dar un salto de caballo de ajedrez con premio adicional de ese colchón de puntos con la cola, pero que no debe esconder el mal partido de los locales. De un Murcia que se contagió del frío ambiente que rodeó al partido y que estuvo prácticamente todo el match a merced de un Alavés que cada vez que conectaba a Emilio, a Astudillo (la de patadas que pegó), a Garitano, al lateral Albacar con Javi Guerra llevaba peligro. Del Murcia poco rescatable, sólo un remate fallido de Bruno tras combinación de Peña y De Lucas y un tiro de este último desde el pico del área. Poco más. Ni seguridad atrás (Ochoa volvió a evidenciar que no atraviesa su mejor momento) ni manejo en el centro (no fue el día de Movilla, ni tampoco el de un Bruno que acabó asfixiado) ni desborde por bandas ni remate arriba con un Montoro perdido y un Despotovic igualmente missing que a falta de generar ocasiones sacó el peor gen balcánico: la engañifla al árbitro y el enredo con los rivales, en su caso con un Garro que en su vuelta a Murcia lo secó y que además estuvo a punto de adelantar al Glorioso con sendos remates de cabeza.

Al ataque...

Con los vitorianos manejando el partido, y teniendo el balón, el partido se adentró en terrenos pantanosos. Minutos en los que apareció la ansiedad, los nervios, los miedos y un carrusel de cambios de Campos con un denominador común: meter delanteros. Así entraron Sikora y ese Torito que salió desbocado, que se peleó con Bruno por lanzar un par de faltas y que al final hizo el gol, se besó como poseído el escudo y resolvió el sudoku.