Decidió un genial Arango

Un extraordinario gol de Arango decidió un partido que estuvo marcado por la sensatez del Mallorca frente a la falta de ideas de un Sporting que no parece capaz de salir del mal camino, después de haber reducido a la mínima expresión una ventaja que permitía mirar la permanencia con una gran dosis de optimismo.

El partido tuvo un comienzo equilibrado. El Mallorca daba prioridad al cierre de espacios, para no dejar que el Sporting se acercara a los dominios de Aouate. Los rojiblancos tenían prisa, porque la inseguridad defensiva los pierde. En realidad, el conjunto de Preciado sólo jugó siete minutos, el tiempo que pasó hasta que Míchel desperdició a puerta vacía la mejor ocasión del inicio, en una sensacional jugada de Diego Castro.

A partir de ese momento, el Mallorca fue el que le puso sentido al fútbol. El juego diseñado por el profesor Manzano era sencillo. Jurado se movía entre líneas para lanzar balones aéreos al área, donde Aduriz ponía en evidencia a la zaga rojiblanca. Otra opción era buscarle la espalda al joven lateral José Ángel, pero Varela salió con el punto de mira desviado.

El Sporting se perdía en amagos. La falta de espacios le hacía ensayar el tiro desde lejos, pero sin inquietar a Aouate. El conjunto gijonés estaba partido en el centro el campo, donde la superioridad no le dio ningún efecto, ya que Santana y Martí podían con Camacho y Míchel, dejando a Andreu excesivamente retrasado. Los rojiblancos, sin ideas, empezaron a estar a merced de un rival más agresivo y ambicioso, mejor situado en el terreno de juego y con un guión para desarrollar. El Mallorca hizo méritos para irse al descanso con ventaja, pero Lafuente, el mejor de los rojiblancos, se lució en los remates de Aduriz y Varela.

Lo que no logró en el primer tiempo, lo encarriló en el inicio del segundo. En una de las enésimas faltas de la zaga, Arango hizo una ejecución perfecta. El balón entró por el ángulo superior izquierdo de la portería de Lafuente. Tan espléndido como imparable, para enmarcar. Preciado empezó a buscar alternativas con Barral y Luis Morán, para transformar el ineficaz 4-1-4-1 en un 4-4-2, que tampoco tuvo un efecto positivo. Luego dio entrada a Maldonado, para buscar otra alternativa, pero no era el día del Sporting. Los rojiblancos estaban desordenados y desorganizados, sin encontrar sentido a la posición de Diego Castro o de Maldonado.

Al Mallorca le bastaba mantener la tranquilidad y la anticipación ante un rival que no inquietaba. El consuelo de los rojiblancos es que el 0-2 de la primera vuelta le da ventaja en el golaverage particular, pero el problema es la línea descendente, todo lo contrario que el conjunto mallorquín, que logró salir del descenso con el tercer triunfo consecutivo, bien elaborado y merecido, para complicarle la vida a un rival directo.