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Liga Adelante | Murcia 2 - Real Sociedad 0

San Valentín fue el polaco Sikora

Asistió a Mejía en el 1-0 y anotó el segundo. La Real dominó en la segunda parte. Movilla, muy activo. El público respondió y vibró con el triunfo.

<b>CORTÓ LA MALA RACHA. </b>El triunfo de ayer ante la Real valió para que el Murcia cortara una racha de dos derrotas consecutivas.
CORTÓ LA MALA RACHA. El triunfo de ayer ante la Real valió para que el Murcia cortara una racha de dos derrotas consecutivas.

Desconozco si en su Polonia natal Adrian Sikora había oído hablar de San Valentín, ignoro si esta fecha sólo se celebra en territorio con bandera del Corte Inglés, pero conocido o desconocido para él, el polaquito se convirtió en el galán de la Nueva Condomina, en un Santo que con su asistencia a Mejía en el primer gol y luego, casi acto seguido, anotando el segundo provocó el delirio entre la afición murcianista. Fue la tarde de Sikora, la que necesitaba un tipo del que, hasta la fecha, todo eran dudas (alguna de pésimo gusto); fue el final soñado por un público no menos necesitado de cariños, de alegrías, fue-fueron cinco minutos de locura en los que el caos institucional quedó aparcado, fue un triunfo, tres puntos con los que mantener un mínimo colchón con ese colector que conduce a la ruina extrema, a la Segunda B. Un triunfo que es algo así como un cheque en blanco que durará una semana más, hasta la próxima cita liguera en Las Palmas.

En espera de que llegue, la gente, también los futbolistas de Campos, recordarán unos minutos de borrachera. Cercanos al éxtasis. La memoria humana, ya se sabe, es selectiva. Y en ese ramillete de fogonazos para el recuerdo quedará ese sprint de un Sikora desbocado, con rabia con fe, que sirvió en bandeja de plata el gol al 'capi' Mejía a tres para el final. Y más, se recordará como después de que Hevia Obras alargara al gusto de Aperribay (la reunioncita del presidente de la Real sí que llegó a oídos del trencilla madrileño) una contra lanzada por Movilla, de largo el futbolista más influyente y destacado del Murcia ayer, la convirtió el Man of the Match (entiendo que queda claro quién es a estas alturas de crónica) en el segundo de la tarde. Fue un tirito cruzado, en el que la suerte, sí, influyó, pero qué más da. Con el flaco eslavo al borde de la llantina, con la Real hundida, llegó el pitido final de un choque que, además, fue bonito a los ojos del espectador. Un partido que tuvo de todo... pero claro, ese todo queda difuminado por el tumultuoso, explosivo y sobre todo, gozoso, fin de fiesta.

La victoria grana se labró en la traca final del partido, cuando todo apuntaba a un reparto de puntos, después de que la Real Sociedad de Lillo desplegara minutos de buen fútbol, mucho después de que el Murcia de Campos jugara sus mejores minutos. Porque el Murcia en el primer cuarto de hora voló. Metió a los realistas atrás. Emitió destellos de equipo de os buenos. Buscando las bandas, conectando con De Lucas por el centro, combinando, trenzando, conectando con su gente (lo de la afición es para quitarse el sombrero. Espectacular). Sólo faltaba el gol. Que cosas del fútbol, bien pudo ser realista ya que Necati (muy buenos detalles) estrelló el balón en el travesaño justo cuando empezaba a declinar la estrella del Murcia (mediada la primera parte. Quizás motivada por la endeblez física).

Arriba y abajo.

A partir de ese lance la Real, con Rivas y Aramburu más entonados, empezó a llevar el partido a su orilla. El Murcia apenas conectaba. Las líneas empezaron a distanciarse. Sólo Aquino (malo su partido) tuvo sus opciones tras un pelotazo de Mejía. Tras un error de la zaga realista... pero Rivas le ganó por experiencia y por velocidad. Con un disparo del donostiarra Castillo se llegó al intermedio. En la segunda parte la Real fue, probablemente, mejor. Vio como Hevia Obras, antes de dejar a los dos equipos con un hombre menos (la roja a Ochoa es para que se lo mire. Ley de la compensación) anulaba un gol a Aguirretxe por off side. Parece que lo era. En cualquier caso a los de Campos se les hacía casi imposible generar ocasiones (salvo el serbio y Aquino nadie tiene gol). Despotovic 'se inventó' una tras un jugadón espectacular al que Bravo dio respuesta. No marcó ahí el Murcia pero le sirvió para volver a creer.

El resto, ya saben, lo hizo Sikora. Probablemente sin su aparición estelar en estas líneas hubiera habido más sitio para los numerosos déficits de este Murcia al que su gente le aguanta todo, pero apareció. En buena hora. Enhorabuena.