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Liga bbva | Numancia 0 - Real Madrid 2

El día que Raúl fue Di Stéfano

Raúl logró el primer tanto del partido e igualó a Di Stéfano como máximo goleador en la historia del Real Madrid con 307 goles. Robben, otra vez el más brillante de su equipo, marcó el segundo. Gago fue expulsado por dos amarillas. Sexta victoria consecutiva del equipo de Juande Ramos.

<b>COSA DE DOS.</b> Raúl y Robben desequilibraron el partido a favor del Real Madrid.
COSA DE DOS. Raúl y Robben desequilibraron el partido a favor del Real Madrid.REUTERS

Su figura fue tan elogiada en sus comienzos como maltratada en los últimos tiempos. Cuando era una figura emergente se le elevó a la categoría de ídolo, de estrella, a la misma velocidad que sumaba goles. Con la misma facilidad se le criticó después, cuando los goles ya no llegaban con la misma frecuencia. Él nunca respondió a sus críticos, siguió mostrando la misma profesionalidad de siempre y se limitó a contestar con números. Ahora, Raúl ha subido un peldaño más y ha entrado en la categoría de leyenda. Una leyenda en un club de leyenda. Porque no merece ser considerado de otra forma quien iguala a don Alfredo di Stéfano como máximo goleador en la historia del Real Madrid con 307 goles. Su última víctima ha sido el Numancia y el tanto sirvió para sacar de un apuro a su equipo, que vagaba como alma en pena por Los Pajaritos.

Robben combinó con Higuaín, el disparo de éste lo rechazó Pablo y Raúl apareció para marcar. No había consumido el reloj los primeros tres minutos del segundo tiempo y el Madrid respiraba aliviado. Su capitán le había vuelto a sacar de un buen lío en el que se había metido por la propia incapacidad de Madrid y el buen trabajo y la disciplina de todo el Numancia. La obra la completó poco después Robben, con una diagonal de esas que tanto le gustan. Arrancó desde la derecha y desde el borde del área batió con un buen zurdazo a Pablo. Dos arranques de genio de Robben facilitaron el récord de Raúl y dieron la victoria al Madrid.

El récord de Raúl y las apariciones eléctricas y fugaces de Robben fueron la mejor noticia de un equipo decepcionante, cuyo juego comienza a ser demasiado previsible y peligrosamente pobre. Es un conjunto vacío, con muy poco que ofrecer y al que le falta imaginación para crear y sorprender. Sin futbolistas que actúen entre líneas y enganchen la media con el ataque, la figura de un jugador como Guti se añora ahora más que nunca. Sin él se pierde ese factor sorpresa tan necesario para sacar al equipo del letargo futbolístico que en el que está sumido desde hace demasiado tiempo. Puede ganar por una acción aislada, por un arranque de genio de Robben o por el oportunismo de Higuaín o Raúl. Con esas armas superó al Numancia, pero no dejan de ser argumentos aislados que en ningún caso son una consecuencia del juego, sino que sirven para disimular las carencias.

Gago, que acabó expulsado por dos amarillas, la segunda exagerada, y Lass no lograron en ningún momento tomar el control del partido, Sneijder pasó inadvertido, y cada vez sucede esto con más frecuencia, y el centro del campo del Madrid fue un agujero negro por el que se perdían todos los balones. Enlazar dos pases seguidos parecía imposible. El único argumento ofensivo del Madrid era el contragolpe y la velocidad de Robben y así solucionó el encuentro.

En defensa, donde Pepe volvió a ser el mejor, no mejoraba mucho el panorama y cada ataque del Numancia era un sufrimiento para la zaga. En un exceso de fogosidad, Sergio Ramos vio una amarilla al poco de comenzar y en cada acción posterior se jugó la segunda. Ramos debe medir más sus acciones, como debe aprovechar con mucho más sentido la autopista que tiene en la banda derecha cuando Robben está en la izquierda.

La primera media hora del Madrid fue discretísima, todo lo contrario que la del Numancia, un conjunto serio, bien construido y trabajado, que sabe explotar con inteligencia los puntos débiles del rival, pero al que le falta gol. Rozó el gol en un cabezazo de Del Pino al poste, al que respondió poco después Heinze con otro cabezazo que sacó un rival bajo los palos.

La segunda parte comenzó de la forma ya apuntada, con ese gol histórico de Raúl y una nueva perla de Robben. El carácter del capitán, el desborde del holandés, las manos de Casillas y la jerarquía de Pepe son los pilares sobre los que se sostiene este conjunto.

Solucionado el encuentro, Juande movió el banquillo y, como acostumbra, volvió a tirar de la manta hacia atrás. De nuevo los tres hombres de ataque fueron los elegidos para ver el final del encuentro desde el banquillo y al que peor le sentó fue a Higuaín, que no disimuló su enfado por esta nueva sustitución. Cedió su puesto a Huntelaar, que todavía sigue buscando su primer gol con el Madrid. La comodidad del marcador permitió dar descanso a Robben, al que se le mima para evitar una recaída que sería fatal para el Madrid.

El último cambio se lo reservó Juande para retirar al protagonista de la noche, Raúl, que se fue aplaudido por la afición soriana. No todos los días se ve de cerca a una leyenda.