El efecto Pochettino

Para comenzar la segunda vuelta no está mal. Se repite la historia de la temporada pasada cuando el Valladolid derrotó a un Espanyol que llegaba lanzado a Zorrilla en puestos europeos. A partir de ahí, no dejó de caer hasta el final de la temporada. Fue el encuentro de aquel gol de Llorente a los seis segundos de juego, el más rápido que se recuerda en nuestra Liga. Abría la segunda vuelta.

Pero los recuerdos nos llevan más allá, hasta la temporada 2003-04. El Valladolid comenzaba la segunda vuelta cómodamente ubicado con 25 puntos. El Espanyol estaba hundido, con sólo 14 puntos obtenidos. La segunda vuelta firmada por los de Luis Fernández fue excelente. Sumaron 29 puntos y terminaron con 43, con dos más que el Valladolid de Vázquez que realizó una segunda ronda nefasta de 16 puntos. Acabó en Segunda. Pero todo eso es sólo historia, recuerdos que no sirven para valorar lo que se nos viene encima esta tarde.

Vital. Los puntos de hoy son de oro y más que nunca. El partido representa mucho para dos equipos tremendamente necesitados de ganar y de sumar. El Espanyol llega a Zorrilla sin Tamudo y De la Peña, los gestores de aquella remontada de hace cinco años, pero se presentan con el efecto Pochettino como esperanza a la que asirse. Los catalanes dieron una buena imagen en Copa y confían en ganar y en hundir en el pozo a un Valladolid que sabe que tiene que escapar pronto para que no se le aparezcan viejos fantasmas del pasado. Mendilibar trata de frenar la hemorragia de cuatro derrotas consecutivas y necesita hacerlo cuanto antes.