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Copa del Rey | Barcelona 2 - Atlético 1

El Atleti amagó y el Barça dio

Sinama marcó primero. Los rojiblancos fallaron varias ocasiones claras. Bojan y Gudjohnsen le dieron la vuelta al marcador. Kun se fue tocado

<b>EL MOMENTO DEL CALAMBRE. </b>En el minuto 68, Agüero esprintó con Puyol y se frenó en seco al sentir dolor. Aunque se llevó la mano al muslo, el problema fue en los gemelos.
EL MOMENTO DEL CALAMBRE. En el minuto 68, Agüero esprintó con Puyol y se frenó en seco al sentir dolor. Aunque se llevó la mano al muslo, el problema fue en los gemelos.

Pasó el Barça como estaba previsto, pero no del modo en que estaba previsto. Porque el Atleti mejoró notablemente respecto a sus últimos partidos (tampoco era difícil) y durante un buen rato instaló una inquietud en el Camp Nou a la que el arrollador equipo de Guardiola no está acostumbrado. Pero la implacable lógica acabó haciendo su trabajo, remontaron los locales y los de Aguirre encadenaron su cuarta derrota consecutiva. Y lo más grave, se lesionó Agüero. Parece leve, pero el tembleque es generalizado en todos los rojiblancos del mundo. Y no es por el frío.

Volvamos al principio. Quizás Guardiola quiso darle algo de emoción a la eliminatoria y se le fue ligeramente la mano con las rotaciones. A las ausencias ya esperadas de Messi y Xavi se unieron al final Etoo y Henry. Y hasta este Barça tiene un límite. Así, el Atleti, que saltó al campo asustadito y metido atrás como si tuviera un resultado que defender, se fue creciendo según veía que, esta vez, el fiero león no estaba hambriento. Eso sí, en su actual estado de desconcierto, los de Aguirre tardaron 20 minutos en espabilar.

En ese rato, Hleb, Márquez, Gudjohnsen y Bojan rozaron el gol, aprovechando que la célebre zaga Antonio López-Perea-Pablo-Pernía hacía honor a su fama. Pero algo olía raro y Simao se encargó de dar la voz de alarma a base de buscarle la espalda a Alves una y otra vez. Así llegó una falta lateral que el portugués puso al primer palo, Pinto calculó mal su salida y Sinama se adelantó para cabecear: 0-1 y, de golpe, el Atleti recuperó parte de la autoestima perdida.

Y a punto estuvo de recuperarla entera gracias a Cáceres, el eslabón más débil de la cadena culé. Primero le regaló el balón a Agüero, sólo ante Pinto, pero Kun no se lo esperaba y erró el control. A los pocos minutos, repitió torpeza, esta vez con Simao, que se plantó ante el portero y no marcó porque Márquez llegó a tiempo de sacar el balón sobre la línea.

A Cáceres le quiso el Atleti hace un par de años, si lo de ayer es norma, no desentonaría en el circo rojiblanco. No hay más que ver cómo empató Bojan. Centro desde la izquierda de Sylvinho y Perea deja que sea Pernía quien coja al delantero, pero, simultáneamente, Pernía decide que mejor le marque Perea. Por desgracia para Coupet ambos olvidaron comunicárselo al otro, así que Bojan cabeceó a placer. Un clásico.

Sin embargo, el empate no achicó al Atleti, que agradeció la presencia de Banega. El argentino conduce demasiado y, a menudo, se complica la vida, pero su presencia es una bendición para la pelota, que no se ve maltratada con patadones constantes desde la defensa. El chico tiene visión, pase y talento. Si Aguirre no se achica, los días como titular del actual Maniche, de nuevo enajenado, deben estar contados.

El perdón. Mientras Guardiola echaba de menos pelo del que tirarse tras su último rape, el Atleti rozaba el 1-2. Antes del descanso, lo tuvo Raúl García, pero su disparo raso y duro se fue fuera por poco con Pinto batido. Nada más volver de vestuarios, Cáceres se redimió ligeramente impidiendo un mano a mano de Agüero y Sinama tardó demasiado en definir ante Pinto. Había eliminatoria, incluso con Luis García sobre el césped poniéndoselo más difícil todavía a su propio equipo.

Pero entonces, en el minuto 68, Agüero, hiperactivo toda la noche, se llevo la mano al muslo en un sprint con Puyol. Aguirre accedió temerariamente a los deseos del Kun, que le pidió seguir, y a los cinco minutos la cosa se agravó. El argentino se fue del campo en camilla y con muy mala cara y, aunque todo indica que no es nada grave, la imagen acabó con la fe de su equipo.

Por si fuera poco, entró Messi y, al instante, Iniesta se fue de tres rivales antes de poner el pase de la muerte a Busquets, que se estrelló en Pernía antes de que Gudjohnsen sentenciara. Aún tuvo el Atleti la opción de no perder, pero Mejuto anuló un gol de Sinama por un fuera de juego más que dudoso. Ya daba igual. El peor Barça ganó a un Atleti digno. Pero el domingo en Almería, no le bastará con la dignidad. La tormenta aún no ha cesado.