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Liga Adelante | Murcia 1 - Albacete 0

Golito de Despo y a seguir soñando

El estreno de Campos en NC tuvo emoción pero poco fútbol. El Albacete, mejor en la primera mitad pero luego se vino abajo. La salvación ya está a un punto.

<b>INCISIVO Y PELIGROSO. </b>Antonio Núñez completó una buena segunda parte a pesar de ser sustituido. El interior fue uno de los hombres más peligrosos del Murcia.
INCISIVO Y PELIGROSO. Antonio Núñez completó una buena segunda parte a pesar de ser sustituido. El interior fue uno de los hombres más peligrosos del Murcia.

Llevaba el Murcia desde abril de 2007 sin encadenar dos triunfos seguidos. Bueno pues también José Miguel Campos, en dos partidos, dos 'hitos', ha sido capaz de romper ese maleficio. El triunfo, los tres puntos, por ajustado que fuera, es lo mejor, casi lo único que dejó la tarde de pingüinos al Murcia. Al equipo y a esa gente a la que nada detiene cuando de demostrar su murcianismo toca (ya lo decía una pancarta en el Fondo Sur: En la salud y en la enfermedad...). El gol de Despotovic, en una de las contadas oportunidades claras que fabricó el Murcia le permite al técnico de Mazarrón levantarse por segundo domingo consecutivo como se levantan los triunfadores. La alegría le durará al menos hasta el primer café, hasta que ponga de nuevo la cinta del partido; cuando revise las muchas carencias que todavía tiene su Murcia, y que el Albacete subrayó en una primera parte en la que los manchegos merecieron más, en la que el Murcia por momentos volvió a exhibir la cara de tiempos pasados con entrenadores también del pasado.

Pero no, en espera de que llegue el fútbol, lo hacen los resultados y también otras cosas como la fortuna (ahora el equipo ya no es ese 'cenizo team' que lo era hasta el cambio de guardia) y la fe y el compromiso de un equipo que, consciente de sus limitaciones, también sabe que a lo largo de un partido tendrá su momento, sus dos o tres oportunidades para intentar ganar. Eso es lo que pasó y así es como ganó este Murcia a medio hacer (igual a un cuarto de hacer, un equipo obligado a competir mientras adquiere las nociones básicas de lo que debe ser un conjunto de fútbol) ante un Albacete muy pero que muy bien trabajado.

Por esas cosas que hacen del fútbol, y sobre todo del Murcia, una ciencia exacta en la inexactitud, aún a pesar de venir de ganar, los grana salieron al campo como atornillados. Las piernas les pesaban, nadie ofrecía un desmarque, nadie se atrevía, se limitaban a correr detrás de la pelota que para el Alba movía de lujo ese Ibón Gutiérrez y que casi siempre tenía al brasileño Costa (proyecto de delantero centro muy interesante) como destinatario. El Murcia volvía a ser un equipo sin patrón, a merced del rival. Descorazonador. Sin capacidad para enlazar tres pases, con una distancia de líneas tremenda y sin generar oportunidad alguna. De hecho antes del descanso las dos más claras fueron de los albaceteños. Costa, después de ganar por piernas a Campos, tuvo la primera; Merino de formidable zapatazo la segunda. La manopla de Elía evitó un gol cantado. En ese tiempo, el Murcia sólo probó a Jonathan en el último minuto. Más que un tiro fue un rechace de De Coz. Sólo eso. Eso y la confirmación que milagros en Lourdes, que Iván y Despotovic se anulan jugando juntos y que físicamente el equipo (y más Movilla, evidentemente) sufren cuando el rival está bien plantado.

Leve mejoría.

Tras la reanudación el Murcia mostró una cara un poco mejor. Si a eso le suman que los de Juan Ignacio, todavía no sé muy bien por qué, se dejaron ir, que bajaron sus prestaciones, que con Núñez por el centro, como mediapunta, ya con un sólo ariete, los granas empezaron a tener un poco más de velocidad, de profundidad, comenzaron a ser un poco menos previsibles pues por aquí tienen varias de las claves del equilibrio al que se fue el match. Una paridad que bien pudo romper Capdevila de haber acertado solo ante un Jonathan que para facilitar más las cosas estaba ya vencido y que terminó por romper Despotovic tras carrerón del propio 'Capde' (se desquitó con creces de su error) y dejada de Núñez. El serbio, poco productivo hasta ese momento, encendió la luz. Actuó de killer, resolvió el partido y a seguir soñando... pero sobre todo a seguir trabajando para mejorar los muchos puntos negros que todavía 'adornan' a un equipo que lo mismo que se empieza a acostumbrar a su nuevo entrenador, se acostumbra a ganar... aunque sea sin demasiado lustre. Pasito a pasito se vuelve a la normalidad y ya la salvación está a un solo punto. La ilusión, intacta.