Liga BBVA | Valladolid 0 - Racing 1
Villar regala el partido a Zigic
El paraguayo falló en el gol. El serbio vuelve por la puerta grande. Pedro León tuvo cerca el empate. Impecables los de Muñiz en el juego aéreo.
El partido estaba destinado al empate. Un Racing muy bien organizado en defensa había cerrado los caminos de creación del Valladolid. Las bandas locales, siempre determinantes, apuntaban chispazos muy aislados y casi siempre inofensivos. Cesar Navas, Garay y Zigic en los saques de esquina, lo ganaban todo por arriba en el área de Toño. Mientras, la defensa vallisoletana sufría menos de lo previsto con la velocidad de los "pequeños" vestidos de verde y negro. Lo dicho, la cosa iba para empate a cero hasta que Justo Villar hizo de Rey Mago anticipadamente y le puso en bandeja el gol a Zigic. El serbio no tuvo compasión.
Todo iba a nacer de un, aparentemente, inofensivo centro de Marcano. Era el minuto 65 y el balón venía alto y muy cerrado. Era claramente para el portero. Justo Villar mide mal y sorprende a todos con su clamoroso error. Casi en el segundo palo, Zigic se encuentra el balón, lo controla y anota con facilidad. En ese momento quedaba roto un partido que estaba bloqueado. Sólo una genialidad o un error de libro podían desbloquearlo. Ocurrió lo segundo. Sin querer hacer sangre, en ese momento todo el mundo lamentó en Zorrilla la lesión de Sergio Asenjo. Todos menos los aficionados racinguistas que celebraban el tanto de su ídolo serbio. Y es que hay tres clases de porteros: Los que hacen perder puntos, los que no hacen perder puntos, simplemente, y los que hacen ganar puntos. Asenjo es de los que a un equipo le hacen sumar muchos en la clasificación y el Valladolid ya lo está notando.
Pero, error de Villar al margen, el Valladolid iba a tener la oportunidad de empatar. Cuatro minutos después del gol de Zigic, una buena acción de Canobbio iba a terminar con un centro del uruguayo que cedió hacia atrás Goitom para dejar a Pedro León dispuesto a fusilar a Toño. El remate del murciano se marchó fuera y el Racing se iba a salvar. Fue la ocasión más clara y casi la única de los de Mendilibar. Los cántabros estuvieron perfectos a la hora de defender y eso les permitió ganar casi sin inquietar al Valladolid.
Gran defensa.
Muñiz manejó el partido siempre bien. Conocía la peligrosidad de los centros de Pedro León y la velocidad en banda de Jonathan Sesma. Las dos cosas pudo frenarlas. Sesma trabajó mucho, pero sin éxito y los balones que los locales pusieron en el área fueron siempre bien defendidos por la zaga visitante. El trabajo de los franceses Luccin y Lacen frenaba la creación del Valladolid y le limitada a la circulación de balón de Álvaro Rubio y a las intentonas de Pedro León. Víctor volvía a estar perdido entre dos aguas y Goitom demasiado aislado y poco efectivo. El Valladolid chocaba contra un muro.
Pero al Racing le faltó capacidad para hacer más daño a la contra. La defensa vallisoletana vivió demasiado tranquila teniéndose en cuenta la diferencia de velocidad existente entre Munitis, Pereira, Serrano o Toni Moral comparada con la de Iñaki Bea o García Calvo. Por todo eso, en el partido no pasó casi nada. En la primera parte una falta de León que paró Toño y otro disparo del mismo jugador que se marchó fuera. Poco más.
En la segunda mitad Sesma disparó alto nada más salir de los vestuarios. Hasta que llegó el inesperado gol. El paso de los minutos fue haciendo a los pucelanos más osados y a los cántabros más conservadores esperando una buena contra. Mendilibar apostaba por Medunjanin y Ogbeche cuando casi no quedaba tiempo. Mientras, Toni Moral pudo rematar la faena en la segunda oportunidad de la tarde para el Racing. La primera había sido la del gol. Su lanzamiento en plena contra lo detuvo bien Justo Villar. La parada evitaba el 0-2, pero no eximía al cancerbero de su culpabilidad en el desenlace final. La cosa no daba para más. El Racing, que mereció empatar, ganó. Y lo hizo porque, sin tener grandes virtudes, no cometió errores. El Valladolid, que también mereció empatar, perdió. Y lo hizo porque sí erró en momentos puntuales. Los errores se pagan caros y gente como Zigic los aprovecha. El serbio ya empieza a ser rentable.
El detalle. La alegría fue racinguista.
Un año más los seguidores del Racing aprovecharon la cercanía entre ambas ciudades para viajar hasta Valladolid. Ocuparon una zona concreta de la Tribuna B y celebraron la victoria de su equipo por tercera visita consecutiva. Cuando Zigic fue sustituido corearon su nombre y al final del partido fueron saludados desde el campo por los jugadores de Muñiz.