Liga bbva | Real Madrid 1 - Villarreal 0
Robben y Casillas sostienen al Madrid
Un golazo del holandés y las espectaculares intervenciones del portero permiten al Real Madrid superar a un buen Villarreal y regresar a puestos de Liga de Campeones.
El Real Madrid regresó de las vacaciones navideñas con buen aspecto, con una imagen más estilizada y transmitiendo mejores sensaciones que en los últimos meses del año que acabamos de dejar atrás. A su técnico, Juande Ramos, hay que atribuirle el mérito de haber equilibrado y ordenado a un conjunto que vivía inmerso en el caos y sufría demasiado en defensa. El paso del caótico 4-3-3 que manejaba Bernd Schuster al más racional 4-4-2 de ahora era tan lógico como necesario para este equipo. Hay sistemas que si no tienes los futbolistas adecuados para ejecutarlos sólo pueden llevarte a la ruina. Juande lo vio claro desde su llegada, aunque contra el Valencia tuvo la tentación momentánea de volver al pasado, y el Madrid de ahora es más fiable. De momento ha recibido el año 2009 con una importante victoria contra el Villarreal y con la tranquilidad de tener al mejor portero del mundo, Iker Casillas, que dejó tres intervenciones tan espectaculares como decisivas y lideró la resistencia del Madrid al asedio al que le sometió el Villarreal en la segunda parte.
Se presentaron en sociedad dos de los tres fichajes, Lassana Diarra y Huntelaar, pero quien se elevó por encima del resto, una vez más, fue Arjen Robben, que cuando está inspirado parece imparable. Firmó un golazo espectacular que permite al Madrid mantenerse en esa carrera por lo imposible, o no, como es la lucha por la Liga. El reloj acababa de superar la media hora cuando Robben recibió en la banda derecha e inició un eslalon por la frontal del área, hasta que se fabricó el espacio suficiente para armar su pierna izquierda y lanzar un obús que se coló cerca de la escuadra de la portería defendida por Diego López. Antes Robben ya había asustado al guardameta con un disparo que se golpeó en la parte superior del larguero.
Fue el premio merecido al mayor dominio del Madrid, que controlaba el encuentro, pero no era capaz de llegar al gol. El Villarreal se desperezó con el tanto en contra, buscó más la posesión del balón y comenzó a inquietar a Casillas, que salvó a su equipo en un mano a mano contra Pires. Fue la respuesta del Villarreal al gol del Madrid y un aviso de las intenciones con las que afrontaría el choque tras el descanso.
El encuentro fue ganando en velocidad y perdiendo precisión, se abrió por completo y las idas y venidas comenzaron a ser constantes. Llegó el momento de que los rápidos e inquietos Rossi y Nihat justificaran su presencia en el once inicial en detrimento de Llorente y Guille Franco. La apuesta de Manuel Pellegrini por la velocidad no le terminó de salir del todo bien.
Como tampoco tuvo su mejor día en el Madrid el debutante Huntelaar, que tuvo en sus pies el segundo gol, pero fue incapaz de batir a Diego López en un mano a mano. Una ocasión clarísima que sirvió para que el Bernabéu conociera cómo es este delantero holandés, que en vez de tirar a romper optó por la sutileza, por intentar colocar el balón. Así es Huntelaar, un delantero que se hartará de marcar goles si le dan confianza y buenos centros desde las bandas. Eso sí, no le pidan demasiadas cosas cuando se aleje del área, porque cuanto más lejos esté de la portería rival más insustancial será su presencia en el campo.
Tampoco tuvo excesivo peso en el juego del Madrid el francés Lassana Diarra, que se encontró con la titularidad gracias a un problema físico de Guti. Colaboró con Gago en el trabajo de contención, pero no tuvo ni la mitad de presencia que el argentino en ataque. Bien es cierto que tampoco se espera eso de este Diarra, por mucho que haya costado 20 millones de euros. Su importancia se medirá por el equilibrio que sea capaz de aportar a este equipo.
El descanso sirvió para que Pellegrini moviera sus piezas y diera entrada a Llorente por Nihat. El Villarreal salió de los vestuarios con otro ánimo, se adueñó de la pelota y comenzó un asedio que el Madrid resistió gracias a las increíbles intervenciones de Casillas y, en menor medida, a la imponente presencia en el centro de la defensa del rápido y siempre bien colocado Pepe, que compensó las ausencias y despistes de Cannavaro. Las dos paradas que hizo Casillas a un tiro de Llorente y a un cabezazo de Rossi fueron simplemente insuperables. Una clase práctica de reflejos, colocación y agilidad. En la portería contraria, Diego López no quiso ser menos y frenó cualquier intento del Madrid de conseguir su segundo gol. Un duelo espectacular entre los que quizá sean los mejores porteros españoles.
El encuentro se había roto sin remedio, el Villarreal atacaba con todo y el Madrid defendía como podía y buscaba la sentencia al contragolpe. Una sentencia que no llegó y que alargó su angustia hasta el final. Tan incapaz fue el Madrid de aumentar su ventaja, como incapaz fue el Villarreal de traducir todo su juego en algún gol. El Villarreal nos tiene acostumbrados a practicar un fútbol exquisito, bellísimo, pero su capacidad goleadora no está a la altura de ese juego tan impactante y atractivo.