El comprador se cierra en banda y no da su identidad

El Levante, una vez se ha producido el supuesto traspaso de la mayoría accionarial, vive una situación quizá de mayor incertidumbre que hace unos días, pese a que la venta debería ser la luz al final del túnel para el club. Si el año se cerró con Julio Romero borrándose de los partidos y de todos los actos oficiales (no acudió ni siquiera a la presentación de la imagen del Centenario), ahora los compradores se niegan a dar su identidad, a cuatro días de la Junta General de Accionistas.

Habrá caras nuevas y el intermediario José Antonio López Lara se presume como una figura importante del nuevo Consejo de Administración, pero aficionados y accionistas no tienen todavía las suficientes garantías de que Pedro Villarroel y Romero, responsables de la deuda de 85 millones, no quedarán en la sombra tomando decisiones.

El grupo inversor se ha comprometido a ofrecer una rueda de prensa para antes de la Junta -hoy o el lunes- y presentarse públicamente. Los próximos meses, con la recalificación de los terrenos del estadio y el informe judicial, que dirá si el club tiene futuro o entra en liquidación, serán fundamentales. Quien tiene mucho que decir en esto será el Ayuntamiento, cuyo concejal Cristóbal Grau, así como los interventores judiciales, recibieron la noticia de la venta al día siguiente, pero no la identidad de los inversores.