Parece mentira que aún siga ocurriendo aquello de que un árbitro quiera ser protagonista de un juego en el que únicamente está para vigilar. Lo de ayer en Tarragona fue curiosísimo. El colegiado, Martínez Franco, señaló un penalti de Yedra sobre Fali. Para que se hagan a la idea, es de esas jugadas que se dan 20 veces en un encuentro y se pita una. Al Nàstic le tocó el gordo. O la china. Perotti falló la pena máxima, pero el árbitro mandó repetirla porque, al parecer, alguien entró en el área antes de hora. A la segunda no hubo fallo y el Sevilla Atlético se puso por delante.

Hasta el minuto del gol andaluz poco o nada había ocurrido. Quizás ese tanto era la chispa que necesitaba el conjunto tarraconense para prender el fuego de su fútbol. Poco a poco impuso su superioridad ante un conjunto, el sevillano, débil en todas y cada una de sus líneas. En el 24', Yedra se sacó la espinita del primer gol y resolvió un barullo dentro del área de sus ex. Era el 1-1. Y sólo cinco minutos después, una gran jugada de Jandro por la izquierda terminó con un cabezazo de Moisés al fondo de la portería de Ruyales. 2-1 y el Nou Estadi respiraba tranquilo.

Mientras tanto, el árbitro a la suya. Seguía tarjeteando al Nàstic sin piedad y, encima, se comió un penalti en el área visitante. La jugada fue parecida a la del primero: pero, ya saben, se dan 20 veces y se pita una (y ya le había tocado al Nàstic con anterioridad). El Sevilla era Perotti y poco más. El banda izquierda mostró lo mejor de su repertorio ante un Mingo que unas veces lo paraba y otras lo veía pasar. Ocurría más o menos lo mismo con otros emparejamientos: Jordi Alba y Jandro hacían mucho daño a las bandas andaluzas, Moisés fijaba a los centrales y Víctor los movía de tanto en tanto.

La sentencia. En la segunda mitad se equilibró un pelín la balanza. Galeote quitó a Fali y puso a Pouga, un delantero que por físico y movimientos recuerda a Kanouté. Su movilidad le vino bien al Sevilla, pues conectaba bien con Perotti, quien pedía a gritos un socio de confianza.

El dominio del Nàstic ya no era tal a falta de un cuarto de hora para el descanso. El corto resultado (2-1) y los antecedentes del conjunto de Ferrando daban esperanza a su enemigo. Pero al final no hubo sorpresas y Víctor, a centro de Jordi Alba, finiquitó el encuentro y la mala racha de siete jornadas sin ganar. El delantero balear anotó así su segundo tanto en la Liga y coge confianza. El Nàstic vuelve a sonreír y Ferrando, a respirar.

Ferrando: "Realizamos un juego bonito"

"El partido se nos presentaba complicado y trabajamos bien. Estoy contento con los jugadores y con su actitud tras varios partidos sin ganar. Realizamos un juego bonito y ordenado. Defensivamente no estuvimos mal. Lo que interesa es sacar rendimiento a los jugadores y lo estamos consiguiendo poco a poco. Llevamos semanas trabajando muy bien, los resultados no nos acompañaban, y ahora el vestuario está contento, nos hemos quitado un peso de encima y eso es importante".

Víctor: "Hay que abrir otra etapa"

"Lo más importante del partido es la victoria porque así rompemos una mala racha de siete jornadas sin ganar. El hecho de que cuando juego el Nàstic siempre se lleva los tres puntos es algo anecdótico. Es clave volver a saber lo que es ganar, y aún mas en casa ante nuestra afición. Llevábamos tiempo demostrando que el juego que el equipo practicaba era bueno y sólo nos quedaba ganar, era lo único que se nos resistía, y de una vez por todas lo hemos conseguido. Ahora hay que abrir una nueva etapa".