¿Qué sensación tiene?

De tristeza. Hemos dado una imagen vergonzosa de fragmentación y división. Calderón sólo fomenta la división y crispar. Ha permitido la entrada a los ultras sur y, según me dicen, a muchas personas que no eran socios. Por contra, hasta 100 socios se han quedado fuera sin poder entrar.

¿Han condicionado los ultras la Asamblea?

Han insultado muy duramente a los contrarios a Calderón. Yo miraba para arriba y veía a Nanín dirigiéndolo todo. Calderón se hartó de decir que iba a ir gente a reventar la Asamblea, y la verdad es que el reventador encubierto era él. A mí, por ejemplo, me llamó cobarde después de denunciar el cambio en el sistema de contabilidad por el que ha presentado beneficios.

En la otra parte del gallinero también había gente apoyándole a usted.

Por supuesto. Unos 100 socios han ido a apoyar nuestra postura, pero de una manera elegante, sin insultar ni gritar, sólo aplaudiendo lo que ellos entendían que había que aplaudir.

¿Qué piensa del sistema de votación?

Todo tiene un olor a tufillo. Muchos periodistas y socios me han dicho que visualmente hubo más igualdad en la votación. Calderón, estando en el cargo, tiene mucha facilidad para manipular la Asamblea, cortar turnos que eran críticas, llevar a los ultras... Y luego está lo del tema de los viajes pagados a los peñistas con paquete de autobús, más hotel, más dos entradas para el partido.

¿Soluciones?

¡Las urnas! Si él hubiera puesto unas urnas, al perder me hubiera levantado y le habría dado la mano. Pero este hombre no inspira credibilidad ni confianza, ni a mí ni a nadie.

¿Qué piensa hacer ahora?

Salgo de la Asamblea con más fuerzas e ilusión que nunca. Seguiremos trabajando duro con el objetivo de unir al madridismo. Si algún día llego al cargo, tiraré de la manta para acabar con proveedores extraños, sueldos altos y nanines...