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Liga BBVA | Osasuna 3 - Valladolid 3

Un punto que sabe a oro

El Valladolid igualó con casta un 3-0 en contra Gran gol final de Ogbeche Goitom y Pedro León fueron los mejores La defensa estuvo desastrosa

Jugadores del Valladolid felicitando el tanto de cabeza que anotó Ogbeche
Jugadores del Valladolid felicitando el tanto de cabeza que anotó Ogbeche

Sólo el fútbol es capaz de proporcionar emociones y situaciones como las que ayer se dieron en el estadio pamplonica del Reyno de Navarra. El partido, sentenciado a media hora para el final del encuentro en favor de los de Camacho, que disfrutaban de un tres a cero a su favor, no acabó con victoria del Valladolid porque Dios no quiso. No hubiera sido justo, pero estuvo a punto de pasar si el remate hacia su marco que envió con la cabeza Azpilicueta en el 89' no hubiera salido rozando el poste de la portería de Roberto, desbordado por los acontecimientos.

Ser ayer de Osasuna es sinónimo de haberse tenido que quedar sin cenar. Cuando un equipo tan necesitado como el de Camacho es capaz de desperdiciar lo que ayer tiró por la borda, el cuerpo tiene que quedarse muy mal. El Valladolid, por contra, se marchó para casa tan feliz y tan contento después de haber realizado una primera hora de fútbol lamentable. Pero, insisto, así es el fútbol. La ansiedad, el miedo a ganar, el perdonar al rival herido de muerte, la garra y la casta del que se encuentra hundido..., todo eso apareció ayer en un encuentro que tuvo mucho de locura y algo de injusticia, ya que el Valladolid no hizo fútbol para puntuar. Sólo las ganas y el acierto puntual de cara al gol le salvaron de una derrota justa y merecida. El pánico de los locales, atenazados por la situación que viven, hicieron el resto.

Del Valladolid enrachado, organizado y hecho un bloque que habíamos visto en el último mes, ayer no vimos nada. Los de Mendilibar fueron todo lo contrario. Dieron la imagen de un equipo que saltó al campo dormido y sin espíritu de nada. De hecho, cuando Mendilibar pone a calentar pronto a los suplentes, mal asunto. Tan mal lo debió ver el técnico que en la rueda de prensa posterior aseguró haber querido hacer los tres cambios de golpe antes del descanso. Hubiera sido muy fuerte, pero el juego blanquivioleta estaba para un estallido así. Al final, el castigado fue Medunjanin, desaparecido en combate, y la solución de urgencia, Goitom.

Una hazaña

Al descanso llegó el Valladolid con muy poco crédito. Dady y Nekounam habían sacado partido de las debilidades de la defensa y de la falta de carácter del equipo visitante. García Calvo celebró su partido 200 con el Valladolid dando todo un recital de cante defensivo, bien secundado por sus compañeros. A los zagueros pucelanos sólo les faltó aplaudir las llegadas de Osasuna. Eso sí, contaron con la colaboración de Santi Ezquerro, empeñado en fallar goles imposibles a puerta vacía.

La salida de la segunda parte fue todavía peor. Vuelve a tirar mal el Valladolid el fuera de juego y el inspirado Dady parecía sentenciar el partido con el tercero. En ese momento, con 3-0 en contra y media hora por delante, en las casas de apuestas el empate del Valladolid se estaría pagando a precio de oro. No se conoce a nadie que lo hiciera estando en su sano juicio.

Pero el destino nos iba a deparar una media hora final gloriosa para el Valladolid y terrible para Osasuna. El primer balón de oxígeno lo logró Goitom, que ayer estuvo magnífico, anticipándose en el primer poste tras centro de Víctor. Mendilibar sacó a Baraja para tratar de dotar al mediocampo de la consistencia que no había tenido en toda la tarde y lo consiguió. Y de paso, se encontró con el premio de otro gol. Miguel Flaño, tratando de evitar el remate de Goitom, terminó por colocar la pelota en su portería. El centro excelente de Pedro León tuvo la culpa. Era el 3-2 y quedaban 25 minutos por delante. El milagro era posible. Se veía en las caras de unos y de otros, y el público lo intuía.

El Valladolid apelaba ya al espíritu de El Ejido, cuando perdiendo 2-0 acabó ganando 2-3. Por eso y porque olfateó débil a su presa se fue a por el empate. Y lo iba a lograr. La salida de Ogbeche al campo era la definitiva declaración de intenciones. A falta de cinco minutos para el final, otra gran falta ejecutada por Pedro León que la cabeza del nigeriano selló la gesta, enmudeció Pamplona y encendió la traca en Valladolid. Es el fútbol.

Justo Villar se lesionó

El paraguayo, que debutó ayer en la Liga española, se tiró al suelo en el último minuto debido a una contractura cuando Osasuna iba a sacar, estando él fuera de su marco. El público le acusó de inventarse la lesión.