Valdanito Crespo
"El Real Madrid es la historia del fútbol"
Jugó tres Mundiales (Bota de Plata de 2006) y es el segundo máximo goleador de la albiceleste por detrás de Batistuta. Ganó la Libertadores y ligas en Argentina, Inglaterra e Italia. Crespo intercede ante el Inter para que nos conceda la entrevista. La condición: "No hablar de 'mercato".
¿De dónde le viene lo de Valdanito?
Comenzó a llamarme así Passarella cuando empecé en River. Dijo que yo era el pequeño Valdano, por cómo me movía, por cómo hablaba. Y quedó así, como juego mediático.
A sus 33 años, ¿qué diría que le ha dado el fútbol?
Me siento orgulloso. Todo lo que logré fue más allá de lo que jamás pude pensar. Sólo soñaba con jugar en River, la selección era una utopía (es segundo máximo goleador por detrás de Batistuta, con 35 tantos en 64 partidos), y ya de actuar en Italia ni hablamos. Yo sigo jugando con pasión, con ganas de estar en grandes estadios y en grandes eventos. ¡Me gusta entrenarme! No me avergüenzo de decirlo.
Empezó a vestir la camiseta de River a los seis años, ¿se siente sobre todo de River?
Bueno, yo en realidad era hincha de ir a la cancha de San Lorenzo. Pero de los seis a los 21 años defendí a River, y ahora la siento como mi casa.
A los 20 años llegó su primer gran momento. Ganar la Libertadores junto a Francescoli en punta.
Aquella Copa Libertadores fue lo máximo que me tocó vivir en el fútbol. Vi de cerca al River del 86 que ganó la primera, porque yo ya entraba al campo como recogepelotas. Y diez años después, ser parte de ese logro fue muy fuerte. Fue, además, mi último partido en River antes de ir al Parma, y tuve la suerte de hacer dos goles.
¿Y Francescoli?
¡Es mi ídolo! Él no ganó la del 86 porque justo se había ido a París, pero ganó el campeonato que permitió estar en aquella edición. Era e delantero que me encantaba, el que juega, el que marca. Pero fue más ídolo aún al conocer a la persona. Volvió en el 95 y tuve la posibilidad de compartir vestuario con él y de ganar esa Libertadores. Cuando nos metíamos en el túnel se paró, me esperó y me dijo: "Gracias". Yo no me lo podía creer, que tu ídolo te diga gracias por un sueño que en realidad estaba cumpliendo yo. ¡El mundo al revés!
¿Qué encontró en el Parma?
Si uno va a los nombres, aquel Parma pudo hacer historia, pero ninguno sabíamos lo grandes que éramos. Buffon era el tercer portero. Cannavaro jugaba de tres y hacía banquillo. Thuram recién venía del Mónaco... Cuando nos dimos cuenta del potencial, acabamos ganando la UEFA.
¿Tuvo que cambiar mucho su forma de jugar en Europa?
¡No tanto! Noté el cambio en la profesionalidad, no en la táctica, porque en River siempre había estado con Passarella, técnico con gran experiencia en Italia. Allí me pedían lo mismo que a Passarella, sólo fue cuestión de acostumbrarme a los tiempos del que pasa.
¿Y eso de tener sólo una oportunidad en cada partido?
¡Sí! En Argentina tenía más chance. Al llegar a Italia me desesperaba. Pasaban 70 o 75 minutos y no llegaba una pelota. Ancelotti me decía: "No juegues enojado, sé paciente". Y te acostumbras a ser letal.
¿Admiró a algún otro delantero especialmente?
Aluciné con Van Basten, pero al mismo tiempo me volvía loco Romario dentro del área. Ronaldo es inimitable, y tantos y tantos históricos.
¿Cuenta los goles que lleva metidos en su carrera?
Sé todo. Es un ejercicio fácil, la Prensa te lo recuerda...
Superó la barrera de los 200 goles marcados en Europa, algo que sólo hicieron argentinos como Di Stéfano, Kempes o Batistuta. ¿Qué le dice el nombre de Di Stéfano?
Sin verlo uno se imagina lo que era capaz de hacer, un fútbol total y dinámico. Eso es lo que se ve en los vídeos. ¡Imagínese que a ese hombre le hubieran televisado cada domingo, lo que habría sido!
¿Qué percepción tiene usted del Madrid?
Siempre fui un apasionado del fútbol europeo y del español. ¡Tengo abuelos españoles! Tanto de padre como de madre. Cuando uno habla del Madrid no se puede obviar que es la misma historia del fútbol.
¿Qué sintió cuando visitó el Bernabéu con el Lazio?
¡Me cambié la camiseta con Figo! Fuimos con un temor reverencial. El Madrid estaba en el mejor momento. Perdimos 3-2 con un penal a Munitis que aún andamos buscando... Me acuerdo sobre todo del día de antes. Le dije a mi familia: "¡Oye, que voy al Bernabéu!". Y me los traje de Argentina. Me llevé a mi sobrino con ocho añitos al campo después de terminar el entrenamiento de la víspera y le dije: "Yo no sé qué vas a ser en tu vida, si arquitecto o futbolista, pero de esto te vas a acordar siempre". Lo puse en el punto de penalti, le hice patear y marcó en un estadio vacío y magnífico.
Y su tío también marcó al día siguiente...
Hice el primero del Lazio. Me fui, pelota al pie, casi desde la mitad de la cancha. Y esperé y esperé a que Casillas fuera al suelo, pero nada (gesticula imitando la acción de Iker). Entonces salí por el lado largo y pateé cerrado.
Sigamos con el Madrid. ¿Será Higuaín un grande?
Yo lo vi en River y me convencí de que podía ser un grande. Me encantó de punta.
¿Y Gago?
Tuvo que aguantar la presión de que se le comparase con Redondo, como le sucede a todos los argentinos que salen en ese puesto. Cuando Raúl se retire a todos los que salgan les buscarán el parecido.
¿Qué me dice de Raúl?
Siempre fue un jugador especial. Aunque le critiquen, el Real siempre va a buscarlo cuando la cosa se pone fea. Para el que lo discute, será más grande aún cuando deje de jugar.
Retomemos su carrera. Después del Parma y de un año en el Inter se fue a Inglaterra...
Un momento duro. Me fui lesionado y en Inglaterra no sé por qué, pero no era feliz. No me sentía bien y dije basta. Me tomé un mes. Entonces llegó la oferta de cesión al Milán.
Y ahí remontó el vuelo.
Jugué la final de la Champions (marcó dos goles), que perdimos con el Liverpool, y gané las dos campañas siguientes las Ligas con el Chelsea, ya con Mourinho, y con el Inter de forma seguida.
¿Cómo es Mourinho como entrenador?
Buenísimo. Por fuera se conoce sólo al personaje, pero adentro es una persona normal, tranquila y que sabe lo que quiere. Uno de los mejores entrenadores que he tenido.
¿La persona más importante de su carrera?
He tenido mucha gente que me ha ayudado, pero Passarella fue el que más: me explicó lo que era ser profesional. También Ancelotti, primero en el Parma y luego en el Milán, donde me hizo revivir.
¿Le sorprende ver a Maradona de seleccionador?
¡Ojalá funcione! Todos sabemos lo que tiene a sus espaldas, pero por encima de eso hay que tenerle respeto por el cargo. Es el entrenador y punto. No hay que respetarlo por ser Maradona. Aunque hay algo de inusual y diferente que puede ilusionar, nadie sabe en base a qué como técnico.
¿Sueña con estar en Suráfrica 2010?
Creo que depende de mí. Si puedo jugar con continuidad, no tengo ninguna duda de mis posibilidades. A mis 33 años no siento que los demás vayan más rápido que yo. Estoy realmente bien.
¿Podrá en el Inter?
Está complicado, pero es algo que uno asume cuando juega en grandes clubes. Fue difícil quedarme fuera de la Champions. A partir de ahí cada uno lucha con sus armas. Podría ir a un equipo más chico, pero prefiero jugar un poco menos, ayudar a los muchachos que no pueden jugar y, por supuesto, ganar títulos.
¿Qué sueño le queda por cumplir en el fútbol?
Estoy muy orgulloso de lo que hice, y bienvenido todo lo que llegue. Yo sigo disfrutando de este deporte maravilloso.
¿Se ve jugando hasta...?
Hasta donde pueda. Las cosas han cambiado en este deporte. Hay muchos ejemplos, como Zanetti, que está mejor que nunca con 35. Yo espero jugar, al menos, dos o tres años más. Tengo muchísimo para dar aunque, como siempre dije, ¡estoy más cerca de la jubilación que de la beca!