Empate, sopor y goles

Copa del Rey | Valladolid 2 - Hércules 2

Empate, sopor y goles

Empate, sopor y goles

jonathan gonzález

El Hércules maquilló al final la superioridad pucelana

El partido fue tan absurdo como el sistema de competición de la Copa del Rey que obliga a los equipos a jugar entre semana, con frío, ante poco público y con eliminatorias resueltas. Bajo tal panorama, anoche se borró casi todo el mundo en Zorrilla. El primero, el público, que se reserva para la cita liguera del sábado contra el Madrid. Fue una especie de choque clandestino y sin valor. Sin emoción. Sin siquiera la posibilidad de que los aficionados del Hércules pudieran verlo por televisión desde Alicante. La cosa no le interesaba a nadie.

Y uno de los que menos ganas le puso al envite fue Mandiá. Mendilibar y sus hombres, al menos, trataron de tener el balón, de jugarlo y de entretener en la medida de lo posible a los escasos espectadores. El Hércules ni eso. La indiferencia que mantuvo el conjunto levantino hasta los últimos diez minutos del choque fue manifiesta.

Aun así, el Valladolid estuvo atascado muchos minutos. La primera parte fue tediosa. Con Borja como único mediocentro, Canobbio y Víctor tenían el encargo de crear juego entre líneas. Allí trataban siempre de pararlos Cámara, César y Abraham Paz. Los visitantes estuvieron disciplinados y cerraron todos los espacios. Tan sólo animó el ambiente un tiro de Aguirre, que fue detenido por Unai Alba y por el poste, y un posterior remate alto del nigeriano Ogbeche. Con Morán y Gerardo abandonados en punta, el Hércules no era capaz de poner a prueba a Justo Villar.

Los goles.

La gente quería que al partido le pasara algo que le rescatara de la rutina. En el minuto 51 Nano ganó de cabeza el córner que sacó Canobbio y remató espectacularmente al poste. El rechace le llegó a él mismo y la defensa visitante cometió un penalti que transformó Víctor. A todo esto, Mandiá seguía sin alterarse. Los minutos pasaban y nos esperaba la traca final que puso fin a los bostezos.

El Valladolid parecía sentenciar el partido cuando Medunjanin colocaba con suavidad y tino en la escuadra de la portería defendida por Alba el balón que le había servido Escudero. Fue la acción de más valor de toda la eliminatoria. Restaban 11 minutos para el final y fue como si al Hércules le hubieran puesto banderillas. De hecho, en el último cuarto de hora los alicantinos se transformaron. Antes del tanto del bosnio-holandés, Dani Carril ya había enviado un gran disparo al larguero que mereció ser gol y Cámara había obligado a lucirse, por fin, a Justo Villar. Tras el 2-0, el portero paraguayo volvía a salvar una ocasión de gol de Gerardo. En el 85' iba a llegar el primer tanto blanquiazul al culminar Gerardo el servicio a puerta vacía de Morán. Nano colaboró con un resbalón. El disparo final de Sendoa selló el empate. Ahora, a olvidar la Copa. Vuelve la Liga.