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Copa del Rey | Getafe 0 - Osasuna 0

Empate sin historia en el Coliseum

Getafe y Osasuna firmaron las tablas en un aburrido partido en el que lo más bonito fue la foto inicial entre ambos técnicos, que coincidían por primera vez, frente a frente después de más de diez años en la profesión.

Eduardo Patiño
<b>GETAFE 0 - OSASUNA 0.</b> Azulones y rojillos dejaron la eliminatoria abierta en un aburrido partido en que lo más anecdótico fue la foto entre Víctor Muñoz y Camacho.
GETAFE 0 - OSASUNA 0. Azulones y rojillos dejaron la eliminatoria abierta en un aburrido partido en que lo más anecdótico fue la foto entre Víctor Muñoz y Camacho.PEPE ANDRES - Diario As

Empate sin goles en Getafe en un aburrido partido en el que ambos esperaron más los errores contrarios que los aciertos propios. El juego de ambos se atascó en el centro del campo y con un ritmo pausado e incluso cansino, el balón circulaba de un lado a otro sin encontrar ningún área. Ambos equipos demostraron la falta de fluidez que esta caracterizando su juego, y dieron motivos a sus aficiones para estar intranquilas. Encuentro falto de intensidad en que lo mejor para los aficionados fueron los recuerdos de aquellas noches coperas de años atrás.

Noche gélida en el regreso al Coliseum Alfonso Pérez de la Copa del Rey, su competición predilecta. Arrancó con un bochornoso espectáculo el torneo que más alegrías y decepciones ha brindado a los aficionados azulones. El partido, marcado por el duelo en los banquillos entre dos ilustres veteranos del fútbol español, se mostró como una batalla táctica, en la que ambos se empeñaron en no malgastar ni un gramo de fuerza de cara a próximas fechas.

El técnico maño optó de inicio por las rotaciones, combinando una zaga totalmente nueva, con un poblado centro del campo. Con Gavilán haciendo las veces de falso lateral izquierdo, la consigna era clara: líneas juntas, extremos abiertos y toque, mucho toque. Los azulones con un fútbol demasiado lento dominaban en la medular sin gozar de la suficiente profundidad como para inquietar al meta Roberto. Con Albín y Granero aportando con cuenta gotas ciertas dosis de imaginación, el juego azulón nacía en una banda y moría en la otra ante la desesperación del respetable.

Osasuna por su parte pareció aceptar con agrado la propuesta del Getafe. Mermado por la falta de confianza y sabedor de la mala racha que atraviesa, Camacho recurrió a la vía del orden y la disciplina para salvar la eliminatoria. El técnico murciano decidió cambiar el once liguero, confiando en la pegada de Walter Pandiani en las jugadas a balón parado. Con un planteamiento un tanto rácano, pero razonable viendo como bajan las aguas por Pamplona, los rojillos recuperaron la serenidad necesaria para aguantar el envite azulón y esperar su momento.

Con un dominio tan abrumador como estéril, el Getafe durmió a sus aficionados en unos primeros veinte minutos soporíferos, que veían impotentes como las oportunidades más claras llegaban del lado visitante. Mediada la primera mitad y con los silbidos sobrevolando el Coliseum, Héctor Font encontró con un genial taconazo a Delporte, que solo ante el peligro, estrelló el balón en las piernas del meta Jacobo. Como era de esperar, la mejor ocasión llegó a la salida de un córner. Un remate de cabeza del iraní Nekounam estuvo a punto de inaugurar el marcador, pero fue despejado bajo palos por Gavilán.

Más de lo mismo en la segunda mitad

Las mejores noticias para los aficionados llegaron cuando el árbitro pitó el final de la primera mitad y los bocadillos se convirtieron en los verdaderos protagonistas. Sabedor de que estos partidos se resuelven en un noventa por ciento en jugadas a balón parado, Víctor dio entrada a Kepa, cuyo protagonismo al igual que el de la mayoría de sus compañeros fue testimonial. Con las fuerzas renovadas los equipos decidieron aumentar la velocidad de circulación del balón, llegando las primeras oportunidades, más por los desbarajustes defensivos que por acierto rival.

En uno de esos desbarajustes llegó la ocasión más clara del Getafe, cuando una contra conducida por Albín llegó a los pies de Manu del Moral, que la desperdició incomprensiblemente ante la desesperación del técnico local. Con ambos equipos totalmente atascados y esperando un error del rival, comenzó un carrusel de cambios que no hizo sino perjudicar, aún más un detestable espectáculo.

De ahí al final del encuentro el Getafe lo intentó con más corazón que cabeza, pero el guión ya estaba escrito. Manu y Granero no fueron capaces de resolver sendos barullos en el área y ambos equipos que parecieron dar por bueno el resultado, conformándose con un empate a cero que deja más dudas que conclusiones en ambos equipos. Eliminatoria abierta y ambas escuadras dando muestras de una preocupante falta de gol.